David Martínez Téllez
Analista político, académico UAGro
Un minuto, espero se amplíe a ideas en párrafos y evitar se limite a aplausos, para reconocer el trabajo conciso de Héctor García Álvarez.
“Un minuto” tituló una columna diaria publicada en su periódico Diario de Guerrero.
Escribo en pasado porque ayer (sábado 5 de octubre) físicamente, ahora, se encuentra ausente.
Escribió como recomendaban en escuelas de periodismo bajo una de las reglas de ese –sigue en debate- profesión u oficio moderno: concisión.
Hizo evidente en frases otra recomendación de esas instituciones educativas y que pocos practican en el diarismo: leer.
García Álvarez redactaba, un paso más allá de escribir. Y además siempre le envidié su capacidad humorística. Tenía genialidad para ironizar.
Desconozco si Héctor acudió a una escuela de periodismo. O fue un excelente autodidacta.
Como editor impulsó la impresión de libros donde se publicaron textos sobre historia.
Rechazaba la palabra “licenciado” para identificarse con y ante la gente. “Héctor”, me llamo “Héctor”, repetía con cierta angustia.
Diario de Guerrero fue uno de los periódicos más leídos en esta entidad, y tuvo repercusiones a nivel nacional e internacional por su manera humorística e irreverente y hasta de doble sentido de contar historias de nota roja. La tragedia contada con humor negro, con el agregado de no ofender, ni degradar a los inmiscuidos.
Bajo la dirección de Héctor García Álvarez tuve el honor de escribir en esas páginas. Deseaba ser leído. No lo logré porque carezco de ese talento que caracterizó a ese periódico.
Vayan estas líneas para registrar la ficción ácida bien contada y mejor redactada en “un minuto” de HGA.