— Histórico (02 de abril de 2015)
Rogelio Agustín
Cuatro días después de la emboscada en San Juan del Reparo, los policías comunitarios, Wilbert Norberto García Hernández y Ángel de Jesús Bernabé Madora, fueron sepultados en los panteones de Mohoneras y el Ocotito, municipio de Chilpancingo.
Ambos eran elementos del Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo Social (FUSDEG), fueron asesinados en las inmediaciones de Las Mesas, pueblo perteneciente a Juan R. Escudero, de donde los levantó personal del Ministerio Público del Fuero Común (MPFC) para trasladarlos hacia el Servicio Médico Forense (SEMEFO) de Acapulco, la tarde del martes 31 de marzo.
Los cuerpos fueron reclamados por sus familias y compañeros, tras un trámite de dos días fueron entregados y trasladados de primera instancia hacia su base principal, en la comunidad de El Ocotito.
Tras recibirlos, los dirigentes del FUSDEG los canalizaron hacia sus domicilios durante la madrugada del jueves, Wilbert Norberto García regresó a su natal Mohoneras, en donde nació hace 27 años.
Angel de Jesús Bernabé fue trasladado hacia El Ocotito, en donde vivió la mayor parte de sus 29 años, ambos tenían esposa e hijos, por eso, sus vecinos se manifestaron indignados por lo sucedido la noche del lunes 30.
Salvador Alanís Bello, coordinador en materia de seguridad del FUSDEG, explicó que Wilbert y Bernabé resultaron con heridas durante la confrontación que se desarrolló en el crucero de San Juan del Reparo, los agresores se los llevaron rumbo a la Costa Chica, antes de llegar a Las Mesas los apuñalaron en el estómago, los degollaron y remataron con un balazo en la cabeza.
El crimen de los dos jóvenes comunitarios fue observado por un grupo de policías que estaban sometidos, amordazados y despojados de sus armas.
“Estamos acompañando a su última morada a nuestros compañeros combatientes de la policía comunitaria, que hoy se despiden de nosotros, pero que nos dejan para siempre un gran ejemplo, que debemos seguir si estamos en la búsqueda de la paz para los pueblos que son golpeados por la delincuencia”, señaló ante las tumbas, uno de los siete integrantes de la dirección colectiva del FUSDEG.
Se pidió un minuto de aplausos en cada uno de los casos, luego reprocharon la traición cometida por los dirigentes de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), pues al principio dijeron que llegaban a la zona para enseñar la ruta de la paz, pero lo que ha dejado es un gran dolor.
Para los dolientes de Ocotito y Mohoneras, David y Angel son jóvenes de 27 y 29 años que recorrieron los cerros del Valle y llegaron hasta Petaquillas para expulsar a los grupos de delincuentes que ahí operaban.
Murieron por el pueblo
El coordinador del FUSDEG en materia de seguridad, recordó que de la incursión de la UPOEG en la zona del Valle, el 23 de febrero de 2014, aprendieron que cuando matan a un integrante del sistema de seguridad comunitario, la respuesta debe ser matar a diez de la parte agresora.
“Tuviéramos entonces que comenzar la cacería para acabar con 50 de ellos, pero no lo vamos a hacer porque nosotros somos diferentes”, apuntó.
Vino entonces el pase de lista, en el que mencionó los nombres de quienes formaban parte del grupo de los comunitarios abatidos; Inocencio Morales Mauricio, Filomeno García Hernández, Alejandro Mauricio, Sergio Mauricio, Hilario García, César Manuel Flores, Anselmo de la Cruz Pastor, Teodoro Millán Carbajal y Rafael Silio Morales.
Cuando se pronunciaron los nombres de Angel de Jesus Bernabé Madora y Wilberto Norberto García Hernández, la concurrencia respondió con un enérgico “Murió por el pueblo”.
Luego sus compañeros dejaron escuchar tres descargas de sus armas de cargo, mientras familiares y amigos clamaban por justicia.