— “Fueron los mismos que marcharon por la paz en Teloloapan”, asegura Casimiro Miranda Uriostegui
— Pide la protección del Ejército Mexicano
Rogelio Agustín
El señor casimiro Miranda Uriostegui, comisario de Petlacala, asegura que a su hermano Roberto y su esposa Guadalupe Díaz Moreno los asesinaron integrantes de la Policía Tecampanera de Teloloapan, “los mismos que hace unos dias hicieron una marcha por la paz”.
Oculto en la Sierra, en algún punto de la región Norte del estado, Miranda Uriostegui sostiene que alrededor de las 07:30 horas del martes 14 de marzo, él, su hermano Roberto, de 50 años de edad y su esposa Guadalupe de 45, se disponían a ordeñar sus vacas, como lo marcaba la rutina impuesta para sobrevivir.
Estaban en la etapa de colocar bolsas con alimento a cada vaca, para que estas permitieran la extracción de la leche, de la que parte importante utilizaban para la elaboración de quesos.
“De pronto escuché que detrás del corral nos gritaron que nos acercáramos y dije -ya valió madre”, señala el comisario, en una llamada que solamente fue posible por medio de whatsapp.
El mal presentimiento, dijo que se anidó en él, porque reconoció la voz de un habitante de su comunidad, que es el único que abiertamente ha estado colaborando con la PCT.
“Nos gritaban que saliéramos de entre las vacas, que nos levántaramos las playeras y que les diéramos la espalda, mi hermano estaba a caballo y como pudo se colocó de lado, entonces fue cuando escuché la tronadera y supe que ya me lo habían matado”, relata.
Casimiro asumió que el siguiente ataca iba en su contra por lo que se escabulló entre los animales y la salida del corral en que se encontraba, escuchó disparos pero ninguno lo impactó.
“Ya me alejaba de la zona de tiro de esos malditos cuando escuché más disparos y los gritos de mi mujer, también dije que ya me la habían matado”.
El comisario sostiene que tuvo el impulso de regresar, pero al final decidió correr porque si daba marcha atrás también terminaría muerto y no se sabría que fue lo que pasó.
Me desgraciaron
En la llamada, Casimiro señala que tiene 47 años de edad, su hermano Roberto 50 y en Petlacala le decían “El tata”, porque solía llevarse con las personas jóvenes de la localidad y sus alrededores, con quienes departía de manera recurrente.
“Era un hombre de bien, no le hacía daño a nadie y cuando podía apoyaba”, asegura.
Respecto a su mujer, asegura que no entiende por qué la atacaron a ella: “No les hacía nada, era muy trabajadora, dedicada a la familia, pero no tuvieron compasión y me la mataron, ya me desgraciaron”.
No duda cuando señala que los agresores son integrantes de la Policía Tecampanera de Teloloapan, a los que reprocha el que organicen marchas por la paz, pero que en los hechos agredan a las comunidades.
“Caminan con sus playeras blancas, dicen que piden la paz, pero aquí vienen y nos atacan”.
Quieren someter a las comunidades
Antes de llegar con él, en Petlacala, Casimiro señala que los integrantes de la PCT desaparecieron al comisario de Tlaquitapa.
“No tenía ni dos días días de que lo habían nombrado, ni siquiera recibía el sello de la comisaría cuando lo mataron”.
Menciona otro caso, el de Texocotla, donde asegura: “Ahí desaparecieron al comisario, pero la gente no ha dicho nada porque todavía esperan que se los regresen con vida, tienen la esperanza”.
Las agresiones, indicó que se generaron porque la PCT acudió a pedirles que se les unieran, pero los habitantes decidieron mantenerse al margen y les pidieron que se retiraran.
“La gente quiere vivir en paz, no tenemos problemas con nadie y nos dedicamos a trabajar”, asume.
Indica que la PCT controla el muninistro de suero anti alacrán en las unidades de Salud y el abasto de gasolina, pero además, también los precios de los productos básicos, por eso la gente prefiere quedarse al margen de sus movimientos.
“A todo aquel comerciante que no acepta sus cuotas ya no los dejan vender, a mi ya no me dejaban pasar mis quesos hacia Teloloapan”, acusa.
La presión se incrementó en noviembre de 2022, pero se agravó luego de que fueron replegados de Apaxtla por la Policía Ciudadana de Heliodor Castillo.
“Un día vinieron los que estaban en Apaxtla, pidieron permiso y los dejamos estar nos días, pues por eso nos agarraron más coraje”, anotó.
Confianza solo en el Ejército
Ante la petición de apoyo, dijo que primero recibió acompañamiento de la Policía del Estado, a cuyos elementos les hizo ver que se sentía con temor.
“Yo les dije, siento que me van a agarrar y llevar a entregar con La Beba (Juan Carlos Flores), pero pues también no me podìan hacer más, ya me desgraciaron porque me mataron a mi familia”.
Sin embargo, la llegada del personal del Ejército Mexicano le otorgó más certeza.
Contó con protección durante la jornada del martes, pero al llegar la noche, luego de recuperar algunas pertenencias se quedó dormido y al despertar se dio cuenta que lo habìan abandonado.
“Temo por mi vida, ahora estoy escondido y se los digo muy claro, solamente tengo confianza en el personal del Ejército”, aseguró.