Temor en comunidades de Chilpancingo

— Pese al despliegue de los cuerpos de seguridad en Tlahuizapa, Rincón de Alcaparrosa y Coacoyulillo

Interacción

Desde los primeros días del mes de agosto, la paz se rompió en lo que hasta hace poco fueran los pacíficos pueblos de la Sierra de Chilpancingo.

El despliegue de personal del Ejército Mexicano, la Guardia Nacional (GN) y la Policía del Estado ha permitido captar algunas imágenes de la situación que prevalece en comunidades como Rincón de Alcaparrosa, Coacoyulillo y Tlahuizapa.

En los caminos de acceso se puede observar camionetas abandonadas, por lo menos una calcinada con la estructura metálica enmohecida, como prueba del tiempo que lleva a la intemperie.

Sobre las brechas de terracería se puede observar otra más con violentas perforaciones en el parabrisas, además de perforaciones en cofre y costados.

En rincón de Alcaparrosa el comedor proyecta la imagen de un trabajo reciente de rehabilitación, pero sus paredes fueron utilizadas como parapeto por parte de uno de los grupos de civiles armados que ahí se enfrentaron.

En el suelo de dicha instalación permanecen decenas de casquillos percutidos de arma de uso exclusivo.

En las comunidades que integran el corredor que va de la micro región del Valle hacia la Sierra de Chilpancingo, los pobladores que permanecen aseguran que han visto como sus vecinos decidieron retirarse y buscar resguardo en zonas donde la violencia no los alcance.

No los mencionan por sus nombres, pero el territorio es disputado por dos grupos delictivos bien ubicados.

Dicen que lo mismo se han generado enfrenamientos armados, que también se han llegado a utilizar drones con explosivos de fabricación artesanal.

Mencionan familias desplazadas, aunque oficialmente no se tiene una cifra.

Reconocen que las autoridades ya están en el lugar, pero admiten que no saben cuanto tiempo van a permanecer, por eso todavía este viernes algunas familias abandonaban la zona.

Hay imágenes de seis tiendas de la comunidad con los productos en el suelo, viviendas abandonadas, animales de crianza que por el momento no tienen quien los atienda.

El operativo de seguridad está en marcha, pero los lugareños aún desconfían y plantean garantías de que la tranquilidad se podrá recuperar en el largo plazo.

Los grupos que se disputan el corredor que del valle sube hacia la Sierra, son los mismos que en otros momentos han paralizado a la capital.

Los pobladores refieren que en su momento, ante el miedo generado por las balaceras cavaron una suerte de trincheras en sus domicilios y colocaron parapetos con costales de tierra, para llegado el momento tener donde esconderse ante una incursión armada.

La Sierra de Chilpancingo vive momentos de incertidumbre, a pesar de que los cuerpos de seguridad del estado y la federación ya se encuentran en la zona.

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