AGONÍA DEL CAMPO

MIRADA INTERIOR

Por: Isaías Alanís

En otras Miradas hemos tocado con la punta de una pluma de colibrí, el problema de la contaminación que ha minado las mejores tierras de Morelos. Demarcación con una vocación agrícola de siglos que entra en proceso a una destrucción paulatina. Las siembras emblemáticas, arroz, caña de azúcar y verduras están a la baja.

La urbanización penetra como ácido, desfonda economía, cultura, tradición agraria, obliga a hijos y nietos de ejidatarios a vender sus tierras y terminar de lava coches, jardineros, las mujeres de domesticas, hijos de mandaderos; genera prostitución, esclavismo y carne de cañón para la delincuencia como sicarios, halcones, amantes y prostitutas. En esa jerarquía del mal entra la venta de infantes para adopción, pedofilia y “refacciones humanas”: el tráfico de órganos.

A este escenario le agregamos, cambio climático, sequía, falta de incentivos institucionales, rotación de cultivos, cosechas vendidas a coyotes que triplican su valor en detrimento de la economía familiar. La extinción del agro tlahuica es irreversible si no se toman medidas drásticas y se atiende las causas. En el Valle de Amilpas, se cultivaban 1000 hectáreas de arroz, actualmente solo 120 se siembran de ese cereal. ¿Ha llegado a su fin el cultivo de arroz en Morelos? Y dar el salto a otros cultivos; aguacate, frutos rojos, arroz orgánico, de moda entre veganos; ¿podrán productores de Morelos doblar al mercado asiático que lo expende a un menor precio?

Otro ejemplo, la caña de azúcar, la aniquilación del Ingenio “Emiliano Zapata”, logro de Lázaro Cárdenas del Río y Rubén Jaramillo, es trágica. En la región oriente y sur del estado, el campo agoniza por diversas causas; venta de tierras para inmobiliarias, contaminación, migración, pérdida de identidad de la juventud hacia el campo; la cosecha de caña en Valle de Amilpas, pasó de 120 toneladas por hectárea, a 100 este año, disminuyendo la producción.

El panorama es desalentador por más que se le quiera ver; otra causa es la sequía, que ha minado los campos temporaleros, al bajar los niveles de agua de ríos, lagunas, canales, ha afectado las tierras de riego, se suma, la falta de subsidios y prestamos institucionales, aprovechados por “cooperativas privadas” que cobran altísimos gravámenes al campesino.

El pasado 6 de abril asistí a la Cabalgata Zapatista en Chinameca, hicimos el viaje por Ticumán, Tlaltizapán, y en los campos, se siembran casas. El regreso lo hicimos por Jojutla, Zacatepec, Chiconcuac y Emiliano Zapata, el panorama: carreteras abandonadas, no les han pasado un cepillo de dientes. En medio de un sembradío mínimo de caña, hay cientos de casas. El paisaje es desolador. Mi acompañante lo expuso con tristeza; “le han cortado las manos a Zapata al exterminar el campo de Morelos, mira cuanta chingada casa donde debería haber ejotes, maíz, arroz, sorgo, jitomate, tomate, ejote, cebolla, calabaza…vamos a comer ventanas, muros”.

¿QUIENES SERÁN LOS BENEFICIADOS?

El pasado 9 de octubre del 2024, Margarita Gonzales Sarabia dio el “banderazo” del Circuito Tierra y Libertad, con el cual se beneficiarán 15 municipios, se invertirán 3 mil millones de pesos para “intervenir” (¿remozar, reconstruir, aplicar Botox?) a 160 kilómetros de carreteras. Destaca el tramo de 4.1 kilómetros de Jojutla-Tecnológico de Zacatepec, o “Libramiento Molinos”. Se supone que esta vía beneficiará a 90 mil habitantes de Zacatepec y Jojutla. El Circuito Tierra y Libertad, contempla una vía que conecte a Cuautla con Guerrero, (ya existe con la Autopista Siglo XXI) y otro ramal que una al Estado de México. ¿Por Puente de Ixtla, Miacatlán, o Huiitzilac: ¿El circuito también contempla el trasiego de droga?

Y como lo señalamos en otra Mirada, el rescate carretero es urgente para la movilidad ciudadana, las vías de Morelos son un desastre, el tramo Chinameca-Tlaltizapán, es aterrador, no lo han “intervenido” en años y se expande un incendio forestal que nadie apaga en los caminos destartalados de Morelos.

Que el “cacareado” Circuito Tierra y Libertad, no esconda en el fondo un desarrollo inmobiliario a gran escala que deje a los campesinos ante la disyuntiva de vender la tierra a los latifundistas del concreto en detrimento de la agricultura y sus tierras se cubran de casas, y se le cambie el nombre a la vía: “Circuito sin Tierra y sin Libertad”.

La agricultura tlahuica va en picada. Existen polos importantes como en los Altos de Morelos, donde la producción de aguacate va a la alza. En la década de los noventa, desarrollé un proyecto para el gobierno del estado para aprovechar al máximo las aguas que descienden de los volcanes y del río Amatzinac. De Hueyapan a la Barranca de la Cuera, hay una pendiente natural. Encauzar el agua y crear jagüeyes modernos en ese tramo, con tubería, mallas para impedir la filtración del agua, etc., beneficiar a los campesinos de Tetela del Volcán, Ocuituco, Yecapixtla, Zacualpan de Amilpas, Temoac, y crear un centro agroindustrial moderno al que se opuso Salinas de Gortari. Quince o veinte años después, en los llanos agrícolas hay fabricas, unidades habitacionales, casas de fin de semana y la Presa de Huexca, elefante blanco del sexenio de EPN y Graco Ramírez.

La agonía del campo es irreversible si no se actúa rápido. La producción agrícola en México de 2018 a 2024 decreció 9.3 por ciento. En 2022 los productores del campo alcanzaron 294 millones de toneladas métricas. En 2023 se desplomó a 293 millones de toneladas, y en 2024 a 281,5 y para el 2025, el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas, asegura que bajará la producción a 280.3 millones de toneladas.

Un jornalero agrícola, trabajará la tierra con un salario de 250 pesos diarios, y el agricultor, enfrentarse a latifundistas, ladrones del agua, coyotes, funcionarios venales y crimen organizado? ¿Asistimos al final de la cultura agraria de Morelos, estado emblemático por su vocación agraria de siglos y el pensamiento de Zapata, tirados a un barranco?

México y Morelos, están condenados a comprarle al gobierno fascista de Trump, maíz para tortilla, alimento primordial de los mexicanos. ¿Qué viene para el campo de México y Morelos, en este y en los ciclos agrícolas por venir?

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