Don Antolín, el abogado que prefiere vender chamoyadas

— Emigró de Malinaltepec a la capital, es uno de los chamoyeros con más antigüedad
— Estudio leyes pero prefirió seguir con el negocio familiar, lleno de sabores y frescura

Yasmín García
Fotografía cortesía Oscar Guerrero

«Cada chamoyero tiene su sazón, un buen chamoyero y “raspadero” sabe que no pueden faltar los sabores de grosella y limón”, sostiene Antolín Trinidad Martínez, quien se dedica a la elaboración de chamoyadas desde hace 40 años.

En los años 80´s, don Antolín Trinidad emigró de Malinaltepec municipio ubicado en la Montaña hacia Chilpancingo para estudiar la licenciatura en Derecho y se graduó de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro).

Sin embargo no ejerció su profesión, prefirió seguir con el negocio familiar, la venta de chamoyadas y raspados, oficio que inició su padre.

“Me gusta mi negocio; yo decido sobre mi tiempo, es herencia de mi padre, tiene 50 años vendiendo raspados. A sus 79 años el sigue vendiendo”, relató.

De lunes a domingo, Antolín estaciona su triciclo en unas de las aceras de la avenida Benito Juárez, afuera del comedor universitario, lugar en el que ha permanecido por cuarenta años, ya tiene su clientela, “los clientes vienen a mí ya me conocen”

Sabores tradicionales

Grosella y limón son los sabores artificiales tradicionales, sin embargo, han innovado como todo negocio hoy las frutas de temporada no pueden faltar; mango, nanche, mora, maracuyá y tamarindo.

Ninguna fruta destrona al tamarindo, es el preferido de la ciudadanía, por su sabor ácido y dulce.

“Normalmente una conserva la vamos haciendo entre una hora y dos horas, yo elaboró una vez a la semana, pero preparó suficiente, cuando termine la temporada del nanche y del mango yo no me quedaré sin fruta porque ya preparé por cajas para todo el año, un chamoyero nuevo no sabe eso mo prevé que se terminará la fruta porque es por temporada ”

Además, de los raspados y chamoyadas vende plátanos, papas fritas, dulces de tamarindo y chamoy, para su elaboración se apoya de jóvenes becarios, del programa construyendo el futuro, aseguró que es un programa social noble, pero si no tienes la preparación académica suficiente no puedes ingresar porque debes de realizar los trámites correspondientes, “debes de saber usar el teléfono la computadora”.

Lamentó que dicho programa social impulsado por el gobierno federal sea utilizado por los funcionarios para pedir “mochadas”.

“Si tú quieres emprender tu negocio o registrarte para tener becarios te dicen que sí que te ayudan en el trámite, pero te piden la “tajada” de ese dinero” recriminó.

Las ventas

A pesar de las altas temperaturas en la ciudad capital, las ventas no son como él quisiera, ya que aseguró que la gente no tiene dinero, «no hay dinero, el hecho de que haga calor no quiere decir que ya te van a comprar, aquí llegan estudiantes, niños, me preguntan que si tengo chamoyadas de 15 pesos o de 20, cuando una chamoyada cuesta 30 pesos, pero sí me la piden de manera amable claro que sí les vendo una de 15 pesos, en el pedir estar el dar»

Don Antolín se siente orgulloso de vender raspados, chamoyadas y frituras, así como de hablar mixteco, su lengua materna.

No tiene planeado dejar de vender, porque en su trabajo no existe la jubilación.

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