— Son 80 familias que fueron reubicadas desde la Sierra, viven en casas “a medio terminar”, sin servicios, con claves para escuelas pero sin planteles
— “Ni de aquí ni de allá”, pues los municipios de Leonardo Bravo ni Eduardo Neri los reconocen como habitantes
Dassaev Téllez Adame
Chilpancingo, 17 de abril. – Las 80 familias que desde 2013 habitan “El Nuevo Balsamar”, sobre la carretera que va de Chilpancingo hacia Leonardo Bravo, fueron reubicadas tras los estragos provocados por las tormentas Ingrid y Manuel, actualmente viven en casas a medio terminar, sin servicios básicos, con calles de tierra y sin escuelas para los niños, no pueden ni siquiera tramitar credenciales de elector porque ningún municipio los reconoce como habitantes.
Cuando las lluvias atípicas registradas del 13 al 16 de septiembre de 2013 devastaron “El Balsamar”, en la Sierra de Leonardo Bravo, el Gobierno de la República ordenó la reubicación en un predio ubicado sobre la carretera interestatal que sale de la capital de Guerrero, a poca distancia de lo que se conoce como “las pedreras”.
En ese tiempo se les prometió que tendrían todos los servicios, lo que involucra el agua, drenaje, calles pavimentadas y escuelas de nivel básico para que los niños no vieran afectada su formación.
Una década después, los damnificados solo han recibido las llaves de sus casas y no están totalmente construidas.
No pueden tramitar documentos oficiales, porque ninguno de los municipios que pueden los reconocen como habitantes.
No Leonardo Bravo, de donde llegaron, ni Eduardo Neri, donde pertenece el predio en que fueron reubicados.
Los pobladores asumen que se encuentran completamente en el olvido.
La presión que viene
Ante la falta de atención, las 80 familias que habitan El Nuevo Balsamarse van a movilizar, la intención es exigir que las autoridades de los tres niveles de gobierno culminen con la construcción de sus viviendas y toda la infraestructura que requiere una población.
Recordaron que la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), durante el mandato de Enrique Peña Nieto se comprometió a construir 210 viviendas y entregárselas con todos los servicios básicos, agua, luz y calles pavimentadas.
El compromiso era tener tres escuelas de nivel básico; preescolar, primaria y una telesecundaria, pero hasta el momento solo tienen las claves.
Las llaves de sus casas les fueron entregadas hace apenas cuatro años, pero todavía carecen de escrituras y por lo tanto, no se sienten con la certeza sobre la propiedad de las viviendas.
“Llegaron más, pero vieron que no iban a tener nada, se fueron, unos se regresaron”, dijo una de las afectadas, que se cuida de no proporcionar el nombre.
En el lugar no hay ni siquiera señal de telefonía celular y carecen de transporte público.
Los habitantes denunciaron que han estado recurriendo constantemente a dependencias de los tres niveles de gobierno, pero hasta el momento nadie se compromete a generarles certeza.
“Nos prometieron que íbamos a tener todos los servicios y casas en buen estado para vivir, pero no tenemos más que las llaves y las poquitas cosas que hemos ido comprando”, indicaron.
Las propiedades que aún no sienten como suyas por carecer de documentos, son viviendas de 60 metros cuadrados, cuentan con una sala, comedor, dos cuartos y un pequeño baño.
En el lugar no hay drenaje, cada una de las casitas habilitó una fosa séptica, las calles durante las temporadas de lluvias se vuelven intransitables, pues solo cuentan, con algunas guarniciones de piedra que se hicieron en los desniveles creados para la edificación de las viviendas.
“Cuando llueve casi todas las casas se inundan, por eso casi no tenemos muebles, cada año tenemos que comprar nuevos y sacar la tierra de las casas, no nos construyeron ni las bardas”, reprocharon.
En cada vivienda ya se viven problemas por la humedad en la temporada de lluvias y los niños se enferman recurrentemente.
Para el suministro de agua potable, explicaron que cada 2 o 4 días, dependiendo de las personas que habiten en la vivienda, es que tienen que comprar agua en pipa y por tinaco.
Con esfuerzo propio, cada familia se ha hecho de un tinaco cuya capacidad es de mil cien litros, son pocos los que han tenido la capacidad de comprar un recipiente extra.
Rellenar cada tinaco representa un gasto de 130 pesos, aseguran que al mes, deben comprar un promedio de 15 tinacos por vivienda, lo que implica un caso de casi 2 mil pesos.
Ni de aquí ni de allá
Durante la charla con los medios, dijeron que para tener el suministro de energía eléctrica, la Comisión Federal les pretende cobrar hasta 13 mil pesos por vivienda, con el agregado de que se trata de un favor.
Sin embargo, no pueden formalizar el contrato porque carecen de un comprobante de domicilio:
¿Cómo vamos a tener comprobante de domicilio si no tenemos ni escrituras ni credenciales de elector, es mucho dinero lo que nos quieren cobrar?
Para poder tener su credencial de elector también les piden un comprobante de domicilio, lo que representa un nuevo problema: “vamos a Zumpango (Eduardo Neri) porque ahora pertenecemos a su municipio y nos piden comprobante de que vivimos en su municipio, pero como vamos a tener comprobante, si no tenemos servicios que nos avalen, como el recibo de luz”.
Otro de los afectados agregó: “tampoco podemos tramitar la credencial de Chichihualco (Leonardo Bravo) porque dicen que ya no vivimos allá y pues es cierto, porque ya ni casa tenemos, pero ahora no somos de ningún lugar”.
Sin escuelas
En este asentamiento humano, el Jardín de Niños ‘Josefa Ortiz de Domínguez’ es el único plantel que cuenta con una sola aula, lugar en el que se atienden a 22 niños de los tres grados.
La primaria ‘Raúl Isidro Burgos’, solo ha recibido el apoyo de un diputado federal, Carlos Sánchez Barrios, quien solamente les entregó laminas galvanizadas, por lo que se dieron a la tarea de elaborar un techado, el cual no cuenta más que con las viguetas y troncos.
El docente Miguel Ángel Barrera, director y profesor de la primaria, señalo que son 51 niños los que reciben clases multigrado y son solo 3 profesores los que atienden a los niños.
Aunque han acudido ante la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) para a solicitar la construcción de la escuela, hasta el momento no tienen ninguna respuesta.
Sumado a esto, los menores, hicieron un llamado a las autoridades a no solo construirles la escuela, “también que nos hagan una cancha para jugar fútbol”.
La Telesecundaria ‘Francisco González Bocanegra’ cuenta con 41 estudiantes en los tres grados, los alumnos reciben clases en una casa prestada y en obra negra, que solo tiene dos cuartos para los 3 grupos, ya que una parte del corredor esta siendo habilitada para establecer ahí el tercer grupo.
El patio de esa casa tiene un pedazo de tinaco habilitado como canasto de basquetbol, para las clases de Educación Física.
El director Antonio Salazar López, dijo que a pesar de ser una telesecundaria, la institución no cuenta con televisores ni señal satelital del sistema EMSAD para las clases de este sistema.
Tampoco se cuenta con las butacas necesarias, pintarrones o pizarrones, material didáctico, libros y mobiliario necesario para la educación de los niños.
El pasado 6 de marzo fue la última vez que sostuvieron una reunión con el titular del Instituto Guerrerense de la Infraestructura Física Educativa (IGIFE), Benjamín Guinto Nava, quien tenía escasas horas de haber sido colocado en este cargo, quien se comprometió a programar una ‘Visita Técnica de Diagnostico’, para gestionar los recursos necesarios para levantar las escuelas.