— El obispo José de Jesús González reitera que la iglesia está dispuesta a jugar su papel de mediación
— “Ya perdonamos, pero se deben convertir”, dice respecto a él, o los asesinos del párroco de Mezcala
Rogelio Agustín Esteban
El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández sostuvo que la iglesia ya perdonó a él o los asesinos del padre Bertoldo, dijo que hay disposición para para buscar acuerdos entre los grupos que generan violencia, pero reconoció que es atribución del Estado Mexicano garantizar la paz.
En Chilapa, el obispo González Hernández comentó que hasta el momento, los representantes de la Iglesia solamente tienen conocimiento de la captura de un presunto implicado en el asesinato del padre Bertoldo Pantaleón Estrada por lo que se ha publicado en los medios de comunicación.
Reconoció que es importante que la policía trabaje y encuentre a los responsables, porque nadie debe quitarle la vida a nadie.
“Quien haya sido, qué valentía quitarle la vida a un sacerdote”, anotó el obispo.
Explicó que los representantes de la iglesia se preparan para promover la unidad, el perdón y la reconciliación, no para generar el encono.
Añadió: “Nosotros le perdonamos a quien haya sido y pedimos su conversión, conviértanse y no vuelvan a ese camino”.
Cuestionado sobre la versión del secretario de Seguridad del Gobierno de la República, Omar García Harfuch, en el sentido de que el padre Bertoldo habría sido asesinado por su chofer, el obispo recordó que la víctima siempre fue
autosuficiente para el manejo de su vehículo.
De hecho, dijo que el padre Bertoldo era conocido por ser “muy celoso para prestar sus carros”, en consecuencia enfatizó; “él mismo era su chofer”.
También destacó que una vez pasado el periodo de duelo, los representantes buscarán la manera de mantener vivo su trabajo en la ruta de convencer a quienes se refirió como “esos hermanos que provocan caos en la ciudad y las familias”.
Reconoció que no han conseguido establecer una comunicación en la ruta de la pacificación con los líderes de los grupos delictivos.
Aseguró que la paz es un regalo divino, pero toca a los ciudadanos ayudar a construirla.
En esa parte admitió: “La iglesia se presta para hacer mediación, pero le toca al Estado garantizar la paz, que no haya más extorsiones ni asesinatos, para eso están”.