Entre Líneas y votos

Ley de amparo: Un retroceso disfrazado de avance.

Alberto Catalán Bastida

3 de octubre 2025

Ley de amparo: Un retroceso disfrazado de avance.

El día miércoles, la mayoría de senadoras y senadores de Morena, junto con sus aliados, consumaron en el Senado de la República la aprobación de la nueva ley de amparo. Una reforma que, lejos de fortalecer la justicia, representa un retroceso histórico en los procesos legales de nuestro país.

El amparo, figura central en la defensa de los derechos de los ciudadanos frente a los abusos del poder, queda mutilado en su esencia. Esta reforma limita la posibilidad de suspender leyes, actos de autoridad o decisiones administrativas que vulneren garantías individuales. En otras palabras: ante un gobierno con mayorías aplastantes y cada vez menos contrapesos, la ciudadanía queda más indefensa.

Quienes impulsaron esta reforma han insistido en que el amparo se había convertido en un “instrumento de sabotaje” para frenar proyectos estratégicos de la nación. Lo que en realidad hacen es quitar a los mexicanos una de las pocas herramientas efectivas para resistir la arbitrariedad del Estado. Si una obra afecta el medio ambiente, si una decisión administrativa atropella a una comunidad, si una ley vulnera derechos humanos, ahora será más difícil detener esos actos mientras los tribunales resuelven. Y todos sabemos que en este país los tiempos judiciales rara vez favorecen al ciudadano común.

El impacto será profundo: menos protección frente al abuso de poder, más riesgos para la propiedad, la salud, el medio ambiente y los derechos colectivos. El amparo, que nació para equilibrar la relación entre el individuo y el Estado, se convierte ahora en un mecanismo debilitado, sujeto al cálculo político de quienes gobiernan.

Con esta aprobación, Morena y sus aliados han dado un paso más en la construcción de un sistema autoritario, disfrazado de “democracia popular”. La concentración del poder y la erosión de los contrapesos avanzan en nombre de un supuesto interés general que, en la práctica, responde a los intereses de un solo grupo.

Lo ocurrido en el Senado no es una anécdota parlamentaria, es un parteaguas: México se adentra en un terreno en el que las garantías individuales serán cada vez más frágiles, y en el que la justicia se convierte en rehén de la política.

La pregunta no es qué hará el gobierno con este poder; la verdadera preocupación es qué podrá hacer la ciudadanía cuando ese poder se ejerza de manera abusiva.

Mariano Otero. “El amparo es el derecho del hombre a no ser víctima de los poderes públicos.”

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