A dos semanas de un atentado en su contra el padre Filiberto Velázquez ha entregado 150 toneladas de ayuda en Acapulco

— Tras el atentando en su contra decidió no irse de Guerrero
— La fe no sólo puede pacificar Guerrero si no también reconstruir Acapulco

Jesús Dorantes

Chilpancingo, Gro.- A pesar de un atentado en su contra qué se registró el pasado 18 de octubre el sacerdote José Filiberto Velázquez, decidió no abandonar el Estado de Guerrero y sumarse a las brigadas de ayuda para los damnificados del huracán Otis.

Hace dos semanas el “Padre Fili” quien es integrante de la diócesis Chilpancingo Chilapa y dirige el centro de Derechos Humanos Minerva Bello, fue víctima de un atentado cerca del municipio de Chilpancingo, hoy en día con el apoyo de otras Iglesias logró entregar cerca de 150 toneladas de ayuda en el Puerto de Acapulco.

En entrevista desde la Casa del Peregrino que se ubica en la zona norte, el representante de la Iglesia Católica recordó que desde que sucedió el huracán comenzó su labor de llevar ayuda a las víctimas.

“Surgió esta crisis humanitaria, la falta de comunicación por los por las carreteras caminos y también la falta de comunicación por medio de las aparatos electrónicos hizo que las diferentes Diócesis de la República comenzaron a contactarnos, para que nosotros le diéramos información así que así surgió este puente humanitario que iniciamos desde casi el primer día”.

Luego de casi dos semanas de que el gran meteoro golpeara el puerto de Acapulco, el sacerdote José Filiberto asegura que al menos son 150 toneladas de ayuda que ha llevado al Municipio de Acapulco.

Dentro de las personas que han aportado se encuentra el Banco de Alimentos Caritas de Monterrey, la Diócesis de Puebla y la Séptima Vicaria de México, el municipio de León Guanajuato y el estado de Jalisco.

Con ayuda de estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa se descargan los camiones que llegan hasta la Casa del Peregrino, para distribuirse en vehículos más pequeños y diariamente llevarlos a las diferentes colonias porteñas.

-Tras el atentando en su contra decidió no irse de Guerrero

El 18 de octubre el director del Centro de Derechos Humanos Minerva Bello, fue atacado a tiros por sujetos a bordo de una motocicleta cuando circulaba por la carretera Chilpancingo-Tixtla la madrugada el 18 de octubre.

El ataque ocurrió a la 01:00 horas a la Altura del las albercas de la Santa Cruz por el libramiento a Chilpancingo, luego de que acudiera a una reunión en la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa.

Tras salir de la escuela que se encuentra en el municipio de Tixtla, dos sujetos a bordo de una motocicleta dispararon a la llanta trasera de su vehículo y posteriormente se colocaron al frente del mismo donde dispararon de frente, pero el sacerdote logró esquivar el tiro al agacharse resultando ileso.

A pesar de haber vivido esa mala experiencia el Padre Fili argumentó que no podía abandonar a las víctimas, que ahora no solo sufren de violencia sino que perdieron todo por la fuerza de la naturaleza.

“Conscientemente sabemos de los riesgos, así de que yo de conscientemente decidí permanecer aquí en este Estado con ese riesgo, ese porque se de las necesidades que hay en estos momentos y para mí sería cobardemente dejar digamos a los que ya son Víctimas y mucho más ahora que aparte de ser víctima de violencia son víctimas Pues de una situación de la naturaleza que no nos esperábamos, así que eso me mueve a vencer esos temores y ese miedo y a seguir con precaución”.

  • La fe no sólo puede pacificar Guerrero si no también reconstruir Acapulco

La ayuda que ha recibido por parte de las diferentes diócesis e Iglesias de todo el país, señaló el sacerdote guerrerense es una muestra de que la fe puede ayudar a la reconstrucción del puerto, así como en su momento ayudó a la pacificación del Estado.

Lo anterior aseguró que se puede comprobar luego de que de manera inmediata se activara un puente humanitario, y como primera etapa se buscará alimentar a las familias que perdieron todo.

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