Sobrevivir en Acapulco y dormir en Chilpancingo

— Los refugiados que perdieron todo y ahora viven en Chilpancingo

Jesús Dorantes

La capital se convirtió en el nuevo hogar para algunos Acapulqueños, para otros el refugio dónde duermen y comen por la noche mientras en el día hacen labores para poder sacar el agua se sus hogares y recuperar lo poco que les dejo la gran tormenta.

En el refugio que instalo la administración de la alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez al norte de la ciudad, no sólo se alberga a los paisanos del puerto si no también a sus historias, entre ellos comparten alimentos pero también lo que vivieron después del paso de Otis.

Varios de ellos prefieren no dar entrevistas ni ser grabados, pero sí acceden a charlar sus vivencias con este medio.

En la mesa el señor José dice que tras la primer semana del huracán el no a movido nada, quiere que cuando pasen los Servidores de la Nación a realizar el censo vean todo lo que perdió y que incluso su camioneta está estancada.

La joven Guadalupe por su cuenta les dice que ella llegó al quinto día después de Otis a la capital a refugiarse, ella y su hija es el único lugar que tiene pues su hogar tan solo le falto un metro para quedar sepultado por el río.

Ellas no están solas, su esposo que labora como Policía Estatal de la Instituto de la Policía Auxiliar del Estado (IPAE), todos los días trabaja en Acapulco y por las tardes regresa a su casa a intentar sacar el agua.

Varios de lo que hoy se refugian en la capital coinciden en que ahora vivir en Acapulco es muy caro, el poco alimento que había disparó sus precios y sus vecinos que rapiñaron grandes cantidades de alimentos se los intentaban vender a pesar de las suplicas de algunos.

Pero también relatan que esos vecinos se niegan a abrir sus casas y mostrarlas al personal del Gobierno Federal para el censo, ya que ahí guardan los electrodomésticos que sustrajeron también.

Hasta 40 personas duermen al día en el refugio

Dentro del albergue se les dan cuatro alimentos al día, techo, baños, ropa y un lugar dónde dormir, además que el inmueble tiene una capacidad para 150 personas.

No solamente acuden personas de Acapulco, si no también de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para poder tomar alimentos y darse un baño antes de regresar a la zona cero para continuar con los trabajos para restablecer la enérgica eléctrica.

El encargado del albergue Guadalupe Jiménez Saucedo asegura que son al menos 40 familias que ya viven de manera permanente después de perderlo todo, mientras que otros ya buscan la posibilidad de rentar un domicilio en Chilpancingo.

La duración del albergue es de manera indefinida y se mantendrá activo así hasta nuevo aviso.

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