Huitziltepec, mezcla de tradición ancestral y religiosa, despiden a sus muertos con un camino de luz de velas que los dirige de regreso al Mictlán.

Dassaev Téllez Adame

Chilpancingo, 2 de noviembre. – A pesar de la modernización, el poblado de Huitziltepec continúa preservando su ancestral tradición de día de muertos, que consiste, además de la ofrenda, en iluminar el camino al panteón del pueblo y enseñarle el regreso a su última morada a sus fieles difuntos.

Esta localidad, fue fundada entre los años 1493 y 1570, por mexicas y según la historia, no se sabe con exactitud el año, dado que existen dos escritos que señalan que se fundo en uno de estos dos años, de igual manera que cuentan con estos escritos, cuentan con historias que fundamentan ambas fundaciones.

En día de muertos en esta localidad indígena y donde poco más del 90 por ciento de su población continúa conservando su lengua madre, el náhuatl, en personas de todas las edades, al caer la tarde salen de sus hogares para conducirse al panteón central y colocar velas de parafina en las tumbas de sus seres queridos.

Estos habitantes, como cada año, llevan incienso y velas; “el incienso es para atraer a los muertos, las velas son para indicarles a donde llegar, donde está la entrada al Mictlán, los venimos a despedir, porque ya nos visitaron, ya comieron, ya nos saludaron, ya bebieron, ahora tienen que irse y les enseñamos el camino”, dijo una de las pobladoras que acudió a despedir a sus padres.

“Nosotros los recibimos en las casas, ahí llegan nuestros muertitos, ahí les ofrendamos, aquí venimos a despedirlos, les iluminamos el camino de regreso y no se pierdan de regreso al Mictlán, aquí tenemos nuestra cultura y la religión, ya esta mezclado, pero seguimos conservando nuestra herencia nahua”, dijo el señor Adán, quien acudió a visitar a familiares que están sepultados en este panteón desde 1915, “hay tumbas más viejas, pero estas aún tienen su nombre y su fecha, hay otro panteón, porque este ya está lleno, pero también ya comienzan a ir los paisanos para ponerle las velas a sus difuntos”.

Las autoridades locales de este poblado que pertenece al municipio de Eduardo Neri, iluminan con veladoras y cierran los cruces de la calle Negrete, para que los pobladores puedan caminar hasta el panteón y colocar la luz de regreso de los difuntos.

Las campanas replican al menos una vez al día, aproximadamente a las 6 de la tarde, para avisar que sus difuntos van a regresar a visitarlos, incluidos sus mascotas.

Dentro del panteón, no hay separaciones ni distinción entre las tumbas, todas están colocadas en hileras y, mostrando el respeto debido, puedes caminar incluso sobre estas, iluminando el lugar sin la necesidad de tener lámparas de energía eléctrica, solo algunas lámparas son colocadas sobre la calle para evitar algún accidente.

Dado su herencia nahua, el panteón se vacía antes de las 10 de la noche, ya que cuentan los lugareños que ya entrada la noche los nahuales recorren las calles de la localidad, por lo que todos regresan temprano a sus hogares, de la misma manera hacen la indicación a los visitantes a respetar y retirarse “a buena hora”.

A diferencia de muchas localidades y ciudades, desde el día 23 de octubre comienzan los preparativos y anuncios, por las campanas de las iglesias, para la llegada de sus santos difuntos, los cuales comienzan a llegar desde ese día para convivir y estar presentes con los vivos.

Las actividades que tienen ellos para conmemorar el día de muertos, culmina el día 30 de noviembre, donde colocan ofrendas para “las almas en pena”, es decir los difuntos que tuvieron un final trágico y los que no tienen quien les ofrende, les celebramos a todos los muertitos, todos tienen que comer”.

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