Yasmín García
Fotografía cortesía Oscar Guerrero
Samuel Alvarado Flores plasma sus diferentes técnicas de pintura en distintos objetos, desde el esqueleto de la cabeza de una vaca, un huevo de avestruz, automóviles hasta la funda de un teléfono celular.
La técnica de Xalitla la plasma en sombreros, botellas, tazas y ceniceros, la técnica de Olinala en las cajitas de madera y algunas máscaras.
Samuel Alvarado comenzó a pintar a los nueve años, cuando apenas era un niño, mejoró su técnica de Xalilta, Olinala y al óleo en el taller de arte Jacarandas al sur de Chilpancingo.
Para pintar el esqueleto de la cabeza de una vaca o un toro, la tiene que limpiar con cal para después proceder a plasmar la pintura que es acorde como el cliente la pida, algunos piden paisajes del estado de Guerrero, algunos otros simplemente su nombre.
Recordó que en una ocasión un cliente le llevó un huevo de avestruz para pintarlo, “lo abrí porque la pintura era por dentro, yo creo que lo quería para colección”, contó mientras pintaba un jaguar en la funda para un celular.
El joven originario de Chilpancingo, también práctica la aerografía que consiste en plasmar una obra de arte en automóviles.
Pidió a los niños y jóvenes que estén interesados en la pintura y cualquier tipo de arte no detenerse y trabajar para lograr sus sueños.
“A veces se detienen porque no hay dinero, pero no es caro hay varias técnicas, puedes pintar hasta con el café, mueles el café y puedes pintar con el”, dijo con entusiasmo.
Samuel instaló una mesa de madera de escasos dos metros en el centro de Chilpancingo, en donde ofrece sus obras de arte a la gente que pasa por el pasillo del palacio de cultura para obtener ingresos.
