Chóferes de la ruta Los Ángeles- Centro- Mercado intentan regresar a la normalidad, a un mes de la muerte de sus compañeros

— A un mes del atentado que dejó tres muertos

Jesús Dorantes

Chilpancingo, Gro.- En la base de urvans del transporte público de la ruta Los Ángeles-Centro-Mercado se han cumplido 30 días del ataque que cobró la vida de tres choferes, lo que representó la deserción de cinco de sus compañeros, el dobleteo de turnos por temor a un nuevo atentado y laborar bajo el resguardo de la Policía del Estado.

En el lugar que se ubica sobre el viejo libramiento a Tixtla, permanecen las tres cruces de flores dónde murieron los trabajadores del volante en el ataque que se registró cerca de las 08:30 horas del lunes 7 de agosto.

Las cruces están acompañadas de flores de color amarillo, que recientemente fueron cambiadas mientras que las anteriores se encuentran deshojadas en el suelo.
También están colocadas veladoras en los tres puntos que se encuentran señalados por los conos, que aún están carcomidos con mutilaciones negras, vestigios del daño causado por el incendio de una urvan.

Uno de los choferes que desde hace 8 años labora en la ruta de Los Ángeles, asegura que nunca imaginó ver la base de las unidades resguardada por elementos de la policía, además de percibir el miedo en los pasajeros, que durante las primeras semanas después del ataque titubeaban para abordar las unidades.

El atentado no sólo afecto sus ganancias, al reducirse el número de pasajeros, no también pegó en el ánimo de sus compañeros, que decidieron entregar sus unidades y abandonar el oficio.
“Son cinco los compañeros confirmados de nuestra ruta que han decidido dedicarse a otros oficios, como lo es la venta de pan o a poner alguna ferretería”.

Otros optaron por seguir como choferes pero en una ruta distinta, lo que los demás trabajadores consideraron algo ilógico, pues advierten que “el riesgo esta en todo el transporte público”.
Ahora, las unidades que regularmente son trabajadas por dos personas quedaron a cargo de solo una.

Pese a las solicitudes de sus familiares para que no arriesguen sus vidas, la necesidad de llevar el sustento a casa, aseguran que los motiva a seguir tras el volante.
“Con varios compañeros lo consensamos, pero tenemos que seguir trabajando para llevar el sustento a nuestras familias y seguiremos trabajando, ahora si hasta que Dios quiera”, mencionan con resignación.

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