Tlacuatzin y sus puños, el sueño de llegar a ser boxeador profesional

— “Estamos locos los que nos subimos a darnos en la madre en un ring, pero el boxeo es una disciplina”

Jesús Dorantes

Chilpancingo, Gro.- Vendiendo helados y números para la rifa de un tatuaje que le dono su tío el artista Cloro al Óleo, el joven de 17 años Ángel Emiliano Orosco Valois conocido en el deporte del pugilismo como “Tlacuatzin” buscar juntar 7 mil 500 pesos en menos de 10 días para participar en el torneo de boxeo Festival Olímpico Mexicano en la categoría de Peso Pluma que se realizará en Guanajuato.

El “Tlacua” como lo apodaron en el gimnasio dónde entrena con sus compañeros a quienes considera una familia, dos veces al día acude a la unidad deportiva del CREA en Chilpancingo para mejorar su técnica y velocidad pues está decidido a ser un boxeador profesional.

Su vida en el boxeo comenzó desde los 13 años cuando acompaño a su hermana a su clase de danza folclórica, el aburrimiento provocó que el Emiliano decidiera salir a dar la vuelta y buscar algo en que entretenerse.

Su curiosidad lo llevó hasta una escuela de boxeo El Avispero que tenía poco tiempo de abrir sus puertas al público, en un miércoles de sparring comenzó el amor por el deporte viendo “Que se daban en la madre”.

La visita tenía un costo de 15 pesos por lo que con el patrocinio de su abuela 24 horas después Emiliano acudió a su primera clase del deporte que a dejado más campeones mundiales en el país.

A solo un año de cumplir la mayoría de edad la vida de “Tlacuatzin” (su nombre de batalla en el ring) no es fácil, pues vive solo y estudia en la preparatoria N° 46 de la Universidad Autónoma del Estado de Guerrero (UAGro).

Por lo que todos los días busca salir adelante y “no se raja” para trabajar en distintos oficios, durante cuatro años laboro en una bloquera (haciendo bloc de cemento), en una clínica química, de mesero y de chalan de albañil.

Al querer seguir con sus estudios tuvo que reducir su tiempo de trabajo, además de que los entrenamientos demandan gran parte de su día.

Una de las formas de obtener dinero es vendiendo hielitos o bolys de distintos sabores de los que el mismo invento las recetas, mismos que vende a lo largo del día en las calles o en la unidad deportiva dónde entrena.

Al día el joven boxeador gasta de 150 a 200 pesos en comidas debido a que su dieta demanda se estricta para poder llegar en condiciones óptimas al torneo, además de 50 pesos en pasajes lo que implica un gasto de 250 pesos diarios más lo que se llegue a generar en su escuela.

Pero algo que tiene en contra no es sólo a los rivales en el cuadrilátero, si no que faltan 10 días para poder reunir los 7 mil 500 pesos de la inscripción del torneo Festival Olímpico Mexicano pues la fecha límite del pago es el 3 de abril.

Pero Emiliano tiene esperanza en que logrará un paso más en su meta de ser profesional y representara a Guerrero venciendo a quien le pongan enfrente, pues el pugilismo es un deporte que debe tener una mayor promoción.

La ciudad de Chilpancingo es un hogar por decisión ya que su origen es ser de Acapulco, además de que un año su vida fue en Querétaro dónde en la actualidad trabaja su mamá.

La familia de el “Tlacua” está compuesta por si madre, su hermana y su abuela que por cuestiones del tiempo y algunas malas decisiones asegura que la vida lo llevó a estar solo, pero tras 8 meses de enfocarse, estar limpio y la muerte de un querido amigo el boxeo lo hizo tomar la dirección que considera que lo hace feliz.

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