Huiziltepec, el camino para despedir a los muertos

– Ya vinieron, bebieron y comieron, ahora hay que guiarlos para que se retiren

Dassaev Téllez Adame

Eduardo Neri, 2 de noviembre. – En la localidad de Huitziltepec, municipio de Eduardo Neri, sus habitantes acuden el 1 y 2 de noviembre al camposanto a despedir a sus seres queridos y guiarlos a su morada.

La calle que lleva a este panteón, ubicado en las afueras del pueblo está llena de veladoras, las cuales están prendidas hasta antes de las 10 de la noche, ya que esta localidad es indígena, apegada a su herencia mexica y habla náhuatl, indican que después de las doce de la noche, los nahuales recorren las calles.

Como cada año, los habitantes llevan incienso y velas; “el incienso es para atraer a los muertos, las velas son para indicarles a donde llegar, dónde está la entrada al Mictlán, los venimos a despedir, porque ya nos visitaron, ya comieron, ya nos saludaron, ya bebieron, ahora tienen que irse y les enseñamos el camino”.

Sus festividades inician desde el 26 de octubre, fecha en las que empiezan a replicar las campanas al menos una vez al día, aproximadamente a las 6 de la tarde, para avisar que sus difuntos van a regresar a visitarlos, incluidos sus mascotas.

“Venimos, aproximadamente, de 5 a 10 de la noche, para despedirlos, hoy a los niños, ayer a los animalitos, cada quien tiene su día, mañana por los adultos”, explico uno de los lugareños.

En sus casas colocan ofrendas que cambian de acuerdo al día, “vinieron los niños y las ofrendas son con dulces, leche, juguetes, mañana que vienen los grandes, ponemos más comida”.

Las actividades que tienen ellos para conmemorar el día de muertos, culminan el día 30 de noviembre, donde colocan ofrendas para “las almas en pena”, es decir los difuntos que tuvieron un final trágico y los que no tienen quien les ofrende, les celebramos a todos los muertitos, todos tienen que comer”.

Aferrados aun a sus raíces prehispánicas, en esta localidad, cerca del 90 por ciento de la población aun habla náhuatl, además cuentan la historia de que, antes de ser fundada Tenochtitlan, el águila paso por este lugar, el cual, aseguran, era una laguna, pero “al parecer no le gustó” y continuó su camino, pero un pequeño grupo de personas se quedó a habitar esta localidad, la cual es una de las más viejas del estado.

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