MIRADA INTERIOR

A TRES AÑOS DEL GENOCIDIO

Por: Isaías Alanís

A los navegantes de la Global Sumud Flotilla que llevaron víveres y esperanza a Gaza a nombre de todos nosotros

El 7 de octubre de 2023 inicia el holocausto para el pueblo Palestino. El ataque de las milicias de Hamas y su incursión a territorio Israelita –¿permitida?- para tener el pretexto de destruir Gaza y exterminar al pueblo palestino por el gobierno sionista y genocida de Benjamín Netanyahu. Esa operación que comprendió a 3,800 milicianos de la Fuerza Nukhba, 2,200 civiles, causó la muerte de 1,200 personas y 250 tomadas como rehenes, según datos proporcionados por Israel.

Con ese pretexto, el sionismo que le tiene echado el ojo a Palestina desde el siglo antepasado y pasado. Inicia una escalada sin precedentes para la historia contemporánea al planificar una guerra de exterminio, utilizando sus creencias para justificar la inenarrable violencia contra el prójimo. El resultado, aún con muchas interrogantes; destrucción de la infraestructura del enclave; 68,000 mil civiles muertos; niñas, niños, ancianos, jóvenes; hospitales, escuelas, templos, edificios de departamentos, plantas de tratamiento de agua, centrales eléctricas, terminales de fibra óptica e internet; afectaciones severas a pesca, agricultura y la paralización de la economía que provocó; desabasto de alimentos y lo mas elemental para vivir. Hereda el shock postraumático una generación de lisiados, ciegos; con enfermedades producto de la hambruna y el terror de haber sobrevivido a bombas, misiles, drones y a la fiereza del ejercito sionista que les daba un trato de animales.

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), cuentan con 634,500 efectivos. El ejercito de tierra 526,000 soldados, fuerza aérea 89,000 y la Armada israelí 19,500 efectivos. El 27 de octubre, 100,000 soldados invadieron el norte de Gaza, desatándose la guerra contemporánea más sangrienta, estúpida e inútil como todas las guerras, con el hachazo colonialista; despojarlos de su tierra y exterminar a la población civil.

En la locura de este siglo, la mentira es verdad y la paz es la guerra; distopía, definida por el Diccionario de la RAE, como: “la representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana”.

Reproducida a los migrantes perseguidos en EEUU, el acoso de Trump a Venezuela para apoderarse del Mar Caribe y del petróleo venezolano. La sombra arancelaría sobre México y el garlito de un narco estado. Y en la bolsa del Malebolge dantesco del Canto XVIII de la Divina Comedia, morada de fraudulentos y defraudadores, que simulan “poseer una moral a toda prueba”, se encuentra el Comité Noruego de los Premios Nobel al otorgárselo a María Corina Machado, por “promover los derechos humanos”. El testamento de Nobel es claro, se otorgará: “a quienes durante el año precedente hayan trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre naciones, la abolición o reducción de los ejércitos y la celebración y promoción de acuerdos de paz”. Corina alentó la invasión norteamericana a Venezuela, como cabeza visible de la ultra derecha, organizaron caos, sabotaje, manifestaciones y violencia callejera con cientos de muertos y miles de heridos. Solicitante del uso de la fuerza en Venezuela. ¿Cómo le otorgaron el Nobel de la Paz a una belicosa mujer que está en contra de la paz? El galardón desvergonzado de este año, Corina se lo dedicó a Trump y a los deshonestos oficios de Marco Rubio.

En chiquito, en México Alejandro Moreno, “alias”, Alito y Marko Cortés “suplican” al gobierno de EEUU que invada nuestro país y alientan un golpe de estado apadrinados por empresarios y medios de comunicación nacionales y estadunidenses.

El 9 de octubre del 2023 en el contexto de una inminente guerra prolongada, de intereses económicos, militares, políticos, brutalmente colonialistas y experimento mediático moderno, de un tirón escribí el poema que va adjunto a esta Mirada Interior del 11 de octubre del 2025.

Los destinatarios podrán abrir el archivo o desecharlo. Lo envío con el objetivo de sopesar hasta donde la palabra invoca, provoca una reflexión y convertirse en lo que siempre ha sido desde el nacimiento del lenguaje: un instrumento de rebeldía, dignidad, conocimiento y revelación instantánea.

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