— El féretro de Roberto Martín Ramírez Ruiz fue cargado en hombres, en las apretadas calles del centro de Chilpancingo
— En medio del reconocimiento colectivo, habitantes de San Mateo despiden a uno de los suyos
Rogelio Agustín
Tlacololeros y mariachis acompañaron el último adiós de Roberto Martín Ramírez Ruiz, asesinado la noche del martes, en la Noche Buena del 2024, cuando se encontraba en una banca de la plazuela del barrio de San Mateo, listo para encabezar el recorrido del Teopancalaquis.
El cortejo fúnebre de quien fuera presidente del Patronato de la Feria Navidad y Año Nuevo estuvo acompañado por cientos de personas, la mayoría vecinos del barrio en donde Ramírez Ruiz vivía, que al mismo tiempo es la cuna del festejo más importante en la región Centro del estado.
El velorio se desarrolló en privado, tal y como la familia solicitó a los medios de comunicación, bajo resguardo de la Policía Preventiva Municipal y de personal de Seguridad Pública del Estado.
Para las 10:00 horas comenzó una misa de cuerpo presente que se prolongó por espacio de 40 minutos, luego se ofreció un desayuno para quienes acompañaron el duelo, acto seguido comenzó el movimiento de coronas y arreglos florales para avanzar calles abajo.
Los chirrionazos de los tlacololeros secundaron al trabajo del pitero que espabiló a los danzantes, que son los mismos que la noche del 24 de diciembre tuvieron que correr para ponerse a salvo.
A la distancia, todavía dentro del regazo familiar, se escuchó al mariachi cantar «Amor Eterno» de la autoría del finado Juan Gabriel.
Para cuando el féretro fue movido del espacio que ocupó durate la última noche, un aplauso colectivo se desencadenó, en señal del reconocimiento que se lleva el dirigente del barrio.
Una carroza negra de colocó a espaldas de los Tlacololeros, sin embargo, el féretro de madera fue cargado en hombros de amigos y vecinos.
La familia se colocó al frente del cortejo con una fotografía de Roberto Martín en los brazos de su hija, una adolescente que inconsolable, con la voz quebrada reprochaba recurrentemente la forma inexplicable en que le arrebataron a su papá.
El cortejo caminó en sentido contrario sobre la calle Leona Vicario, luego descendió para hacer una escala frente a la parroquia de San Mateo.
El llanto se desencadenó cuando el féretro pasó en medio del conjunto de veladoras todavía encendidas, que fueron colocadas desde la noche del martes en el suelo de la plazuela, justo en los puntos en que cayeron asesinados Ramírez Ruiz y su colaborador, José Vidal Nava.
Vino la despedida frente a la parroquia del barrio más emblemático de la ciudad, el mismo que este año ganó el porrazo del tigre y que es considerado como el fundador de la feria que arranca con el Paseo del Pendón.
En un avance muy apretado en las calles del centro, que de manera cotidiana se reducen a un solo carril, el féretro de Martín Roberto hizo una escala más frente a las instalaciones de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, donde trabajaba para garanrizar el sustento de su familia.
Es el segundo momento de duelo colectivo que vive la capital del estado, después del que se vivió el pasado 7 de octubre, cuando miles acompañaron la despedida física del alcalde Alejandro Arcos Catalán.