Dassaev Téllez Adame
A pesar de la conquista e imposición del catolicismo, en la localidad de Huitziltepec continúan preservando su ancestral ritual de día de muertos, el cual inicia desde el 23 de octubre y termina el 30 de noviembre con ofrenda para las «almas en pena», en los días grandes iluminan el camino al panteón para enseñar el camino de regreso a su eterno descanso.
Como cada año, habitantes de esta localidad originaria del estado de Guerrero y que por lo menos el ochenta por ciento o más de su población habla lengua Nahua, cada, 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre acuden al panteón a iluminar el camino de regreso para sus difuntos.
La calle Negrete, es iluminada por cientos de veladoras, mientras es recorrida por los pobladores que acuden a colocar velas de parafina en cada una de las tumbas familiares que hay en el campo santo, los dias 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre.
Según dicta su tradición, el iluminar el camino al panteón y cada una de las tumbas, significa enseñarle el camino de regreso a los difuntos qué vinieron a visitar a los hogares de sus familiares que siguen con vida y que los recuerda y reciben con ofrendas y flores.
«Ellos (los fieles difuntos) ya estuvieron con nosotros en casa y para que puedan regresar a descansar les tenemos que enseñar el camino al Mictlán…la luz los guía y evita que se queden atrapados con nosotros, pero en otro plano», explica don Mario.
Señalan que, al aun conservar mucho de sus raíces Mexicas, la visita al panteón es hasta las 10 de la noche que es cuando la puerta se cierra, ya los nahuales, «aun recorren las calles cuando la noche llega».
Explican que en esta localidad, los preparativos comienzan desde el día 23 de octubre, replicando todos los días las campanas de las iglesias, para anunciar que sus santos difuntos, incluidas sus mascotas, están llegando para convivir con ellos hasta su regreso.
Además de terminar sus festividades el día 30 de noviembre, día que le dedican, con ofrendas, a «las almas en pena», es decir todos los difuntos que tuvieron un final trágico y también a quienes nadie les coloca ofrenda, «aquí les celebramos parejo a todos los muertitos, todos aquí comemos y todos allá tienen que comer también».