— Durante 8 años de servicio en Protección Civil, atendió a ientos de niños con caninoterapia
— En un año se jubilaría, para ir a un hogar de adopción
Jesús Dorantes
Chilpancingo, Gro.- En un pequeño féretro de color blanco, Hanna recibió el último adiós por parte de sus compañeros caninos y brigadistas de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, tras ocho años de ayudar de cientos de niños por medio de la caninoterapia.
El domingo 16 de abril, en las instalaciones que se ubican sobre la lateral del boulevard René Juárez Cisneros, en los sentidos norte-sur, Hanna recibió el homenaje que se la daría a cualquier compañero de la corporación.
En la rotonda de los caídos en servicio, se coloco su ataúd con una foto al frente y la primera guardia de honor fue realizada por cuatro de sus compañeros caninos, además de el último pase de lista de toda la unidad canina.
A diferencia de otras ceremonias no toco la banda de guerra y tampoco las sirenas de las unidades para evitar lastimar los odios de los caninos.
-Hanna fue entrenada para soportar dolor
Durante cuatro años, Hanna, un ejemplar de raza Golden Retriver color crema – oro, fue compañera del instructor Abel González Vázquez, quien ahora es encargado de la Unidad Canina de Protección Civil, él la recuerda como una de las mejores en la especialidad de caninoterapia.
Desde el 2015, cuando nació, ya formaba parte de Protección Civil y comenzó su adiestramiento que duró ocho meses, posteriormente dio atenciones en los municipios de Huamuxtitlan, Cochoapa el Grande y Zihuatanejo entre otros más.
Abel González refiere que Hanna atendió a muchas personas tras el confinamiento impuesto por la pandemia de Covid-19, por el estrés que causó a niños y adolescentes.
Al ser pacientes con síndrome de down, autismo y dificultades motrices, su adiestramiento consistía en soportar el dolor y tener respuestas amigables con los pacientes, «Ella tenía que soportar dolor, porque aveces un niño con autismo por ejemplo su estado de ánimo cambia y puede tener movimientos bruscos, por lo que se trabajó para que ella no lo viera como agresión».
Pese a lo difícil que pudiera ser su labor su compañero de cuatro años asegura que nunca falló.
Estaba a un año de su jubilación
La vida laboral de un perro con el adiestramiento de Hanna es de nueve años, una vez que se cumplen es dada en adopción a una familia que cumpla los requisitos necesarios para darle tiempo, alimentación, hogar y cuidados adecuados.
Sin embargo, hace años se le diagnostico un problema de cardiopatía y al no tener un veterinario de planta en la secretaria, no se pudo dar siguiendo al tratamientro.
Con el paso del tiempo Hanna comenzó a presentar problemas en los riñones y hace seis meses fue atendida por una veterinaria del Zoológico de Chilpancingo.
Cinco días antes de que falleciera, se le detecto una infección en el oído, la que se atendió pero con el paso de los días dejó de comer, por lo que sus compañeros la alimentaban con papilla directamente en la boca, hasta que lamentable falleció.