Paz duradera, piden sacerdotes y pobladores de la Sierra, en Tlacotepec

— Urge reconstruir el tejido social afectado por la violencia, señala el vicario de la Diócesis de Chilpancingo, Benito Cuenca Mayo
— Tlacos dan las gracias y ofrecen disculpas a sus empresarios locales, por si llegaron a sentirse obligados a respaldarlos durante la confrontación
— “Su apoyo nos sirvió para contener lo que se nos venía”, dicen los integrantes del grupo delictivo

Jesus Dorantes /
Rogelio Agustín

Ante una plaza central llena, representantes de la Iglesia católica encabezaron una oración colectiva en la cabecera municipal de Tlacotepec, pidieron que la paz alcanzada a través de una tregua entre grupos del crimen organizado sea duradera, para reconstruir el tejido social que fue severamente afectado por la violencia.

Tlacotepec es considerado el principal bastión de “Los Tlacos” o el Cártel de la Sierra, grupo que no se quedó al margen del ritual religioso realizado la tarde-noche del lunes, pues tuvieron el espacio para agradecer a los comerciantes y empresarios locales el respaldo otorgado “en los momentos más dificiles del conflicto”.

Ofrecieron disculpas “si alguien se sintió ofendido o hasta obligado”, pero aclararon: “su apoyo fue determinante para contener lo que se nos venía”.

La misa fue anunciada desde la tarde del domingo 25 de febrero por el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández, lo que propició que cientos de feligreses se concentraran en la cabecera municipal de Heliodoro Castillo.

Se dijo que llegaron representantes de comunidades ubicadas en la parte alta de la Sierra, particularmente de las que durante más de un año sufrieron el asedio y las incursiones realizadas por células de La Familia Michoacana.

Queremos paz

Al pie del templete ubicado en la plaza central se colocaron letras negras con una petición muy clara: “Queremos paz”, la cual se podía leer también en varios tendidos colgados en los alrededores.

El obispo José de Jesús González Hernández no llegó por cuestiones de agenda, pero en su lugar acudieron el vicario de la catedral de Chilpancingo, Benito Cuenca Mayo y el párroco José Filiberto Velázquez Florencio, que también es director del Centro de Derechos Humanos Minerva Bello.

En su mensaje, el padre Benito Cuenca manifestó que el hombre no siempre está listo para convivir con el hermano, por eso es que la paz es un proceso que se construye siempre en el mediano y el largo plazo.

La paz alcanzada, indicó que se debe traducir en paz social.

“Cuando se suscitan estas situaciones (en alusión al conflicto entre los grupos delictivos) es cuando la iglesia, despues de sentir el dolor de sus hijos busca las condiciones para alcanzar una paz justa y duradera, porque ya no queremos mostrarle a Dios rostros de hermanos que sufren, que lloran y que viven en el desconsuelo”.

Se refirió a la paz es un don de Dios y señalo que la herramienta dorada para construrla es el dialogo.

“Las partes en conflicto se han esforzado, han visto el dolor de sus hermanos y por eso hoy estamos celebrando la paz”, apuntó.

Llamó a reconstruir el tejido social que se ha dañado mucho, porque el conflicto entre los grupos ha costado vidas y que ha cubierto de luto a muchas familias.

Reconoció que hay mucho por hacer, pero indicó que la Iglesia quiere seguir en la ruta de la reconstrucción.

Agregó: “Queremos que las autoridades de los tres niveles redoblen esfuerzods para que esa paz se vaya consolidando en nuestros pueblos, porque ahora se está creando el ambiente adecuado para convivir”.

Tlacos; entre el agradecimiento y la disculpa

Antes de que la bendición final, el padre Cuenca Mayo abrió el espacio para que “un hermano” hablara desde la discreción de una esquina del templete.

La concurrencia solamente escuchó la voz, pues el hombre cuidó la manera de permanecer en el bajo perfil.

Agradeció la voluntad del obispo José de Jesús González y reconoció el trabajo del padre Filiberto Velázquez, quien en diferentes momentos apoyó a las familias desplazadas de las comunidades atacadas.

Luego expresó: “Queremos decir muchas gracias por el apoyo que nos dieron todos los comerciantes y empresarios durante los momentos mas dificiles del conflicto, su ayuda nos sivio de mucho para contener lo que se nos venía encima”.

Y cerró: “Pedimos sinceras disculpas por si alguno se sintió ofendido o forzado, pero gracias a eso hoy estamos disfrutando de una paz que tanto anhelamos”.

Una vez terminada la misa y la oración colectiva, en la plaza central se llevó a cabo una verbena popular en la que se distribuyó atole, tamales y antojitos de manera gratuita.

Durante la oración, la gente aglutinada en la plaza utilizó las linternas de sus teléfonos celulares como veladoras, retomando el video grabado en Taxco de Alarcón en los días de la parálisis que sufrió el transporte publico a causa de la violencia.

La petición general, es que la paz alcanzada el jueves 22 de febrero y celebrada este lunes sea duradera.

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