CARTA A UN AMIGO

Mi estimado y fino amigo, si es que aún me sigues considerando con el título de amigo y digo esto no como reproche, sino como un simple cuestionamiento, esto en razón de que han pasado varios años sin vernos, desde el trágico día aquel en que fui acusado falsamente de un delito que no cometí y del cual pese a que nunca hubo prueba alguna en mi contra la Santa inquisición, es decir la Jueza le bastó el simple señalamiento de la persona que se asumió como víctima para emitir una sentencia de condena de treinta y seis años.

Tal vez recuerdes cuanto sufrí por tan injusta decisión en la cual a la jueza nunca le intereso descubrir la inocencia o culpabilidad se centró en castigarme por el simple hecho de ser el acusado; pese a que gasté todo lo que tenía en contratar a los que supuse los ,mejores abogados penalistas, resultaron ser la peor basura que pueda existir, solo fueron apasionados del dinero y nunca del derecho y de la exacta aplicación de la Ley, pero ellos ya no son un problema los he matado tantas veces y de las peores maneras, devolviéndoles todo el dolor que me ocasionaron.

No te espantes todo en mis pensamientos derivados de mi humor macabro, provocado por este encierro en el que vivo. El dolor de perder mi libertad casi me hace perder la razón y el sentido de vivir, la agonía de perder mi familia me provocaba el peor de los sufrimientos, mi esperanza moría día a día, mi tiempo cronológico se volvió oscuro y confuso, lo único que regulaba mi pobre existencia era un tiempo ontológico donde un día era toda una eternidad, parecía que duraba más que un mes, la añoranza por ver a mi familia se volvió tan aguda que desemboco en nostalgia y en una muerte emocional, me estaba volviendo impasible ante los continuos sufrimientos.

Tu mi amigo sabias que la vida me había dado muchos placeres, me sentía exitoso y de pronto todo se esfumó, todos mis logros se desvanecían, mi trabajo, mi negocio, mis propiedades, hasta los que consideré mis amigos ni siquiera preguntaban por mi, me dieron la espalda cuando más los necesitaba, me sentí traicionado eran cientos, bueno eso creí, solo unos pocos quedaron los valoro y quiero con todo mi corazón, espero la vida me brinde la oportunidad de devolverles todo el apoyo que me brindan el cual es bien ponderado. Mi familia: esposa, hijos, madre y hermanos son toda mi fortaleza, lamento todo el dolor y las lágrimas que han derramado por mí, al verme tras estas rejas, dentro de estos muros de infamia, su sufrimiento me provoca el peor de los dolores e impotencia he llorado en sus brazos y en la sombría y oscura soledad de mi celda, les pido perdón por tanto dolor y sufrimiento que mi desdicha loes ocasiona, valoro y aprecio de su compañía en las ocasiones que me visitan, trato de demostrarles toda mi fortaleza para que ellos también estén bien, aunque te soy sincero la cárcel doblega la entereza hasta del hombre más fuerte.

Cada noche hago una pausa con la lucha que tengo con las chinches que insisten en robar de mi cuerpo los pocos nutrientes que le quedan, cierro los ojos y en esta fría celda que desprende un aire viciado le pido a Dios llene mi mente de los bellos recuerdos de mi pasado, para evitar pensamientos de mi triste y cruda realidad de mi presente; te cuento mi amigo que durante muchos días, que se volvieron semanas, meses y luego años, he esperado ansioso tu visita, a veces pienso que lo has intentado pero que se atraviesa en tu vida algo mucho más importante que te impide venir a verme, otras veces pienso que tienes miedo de contagiarte en este valle de los leprosos, de estos seres desterrados llamados por todos delincuentes, lacras de la sociedad con los que convivo día y noche, te entiendo al principio yo también les temía, me defendí en muchas ocasiones de sus golpes, me escondía de sus miradas porque una mirada en el ojo del vecino podría desencadenar todo el odio, impotencia, tristeza y desesperanza que anida en sus corazones, sin embargo también hay mucha gente buena, mucha gente que esta presa sin delito alguno, de hecho hay mucho de cierto en que la cárcel es para los pobres, o de aquellos que no cuentan con influencias de renombre; en fin he aprendido a sobrevivir, me ayudó mucho que estando en libertad ejercité mi cuerpo y los tatuajes impresos en mí, me salvaron de brutales golpizas a la fecha me he ganado el respeto y me han adoptado como uno de los suyos en este horrible lugar de confinamiento, aquí mi maestría, mi licenciatura, y mis diplomados no me sirven de mucho, aquí solo me sirve mi capacidad de adaptación, aunque nunca se borra de mi mente la firme intención y propósito de demostrar mi inocencia, sigo agotando las instancias legales como un grito desesperado por la verdad y la justicia, me conoces sabes que he cometido diversos pecados, pero nunca un delito; pese a que se me ha arrebatado todo aún tengo el derecho de decidir quién soy mental y espiritualmente y es por ello mi entrañable amigo, que reconozco que tu abandono provocó en mi mucho dolor el cual con el paso del tiempo se transformó en odio; sin embargo no te preocupes tome hace poco la decisión de perdonar a todos, decía Santa Teresa de Calcuta, que el perdón es una decisión y no un sentimiento y con el simple hecho pensar en perdonar ya comienza el proceso del perdón, sigo vivo y eso es mi mayor bendición, algunos amigos que prometieron que vendrían a verme me enterado que han muerto, los veré en la otra vida solo les deseo buena travesía, se fueron sin darse cuenta que las personas vamos por la vida atesorando cosas y pensamos que las cosas materiales que adquirimos son nuestras y que serán eternas, y no nos damos tiempo para visitar a los amigos y familiares, nos cuesta la idea de pertenencia aquí en prisión aprendes con dolor que nada nos pertenece y así es en la vida afuera solo somos administradores temporales de las cosas y de las personas, incluyendo a la familia y amigos.

En mi caso mantengo el deseo de obtener algún día mi libertad por sobre todas las cosas, pienso que el deseo es el padre del pensamiento, y el miedo es la madre del suceso, es por ello que evito en mi soledad coquetearle al miedo porque ya no quiero que se apodere de mí y oscurezca el propósito de mi vida.

Sabes amigo mío lamento no poder disfrutar de las cosas simples de la vida, hecho mucho de menos caminar por las calles, respirar el aire fresco, sentir la lluvia en mi rostro, el olor a flores, el canto de las aves, aquí cuando tengo la oportunidad a través de los pequeños espacios de las rejas miro al cielo, pienso en las veces que pude disfrutar de ello y no lo hice, es por ello, que te pido que detengas tu acelerada existencia y bríndate la oportunidad de dedicar un poco de tu tiempo en disfrutar de estas maravillas de la vida y despierta tu conciencia para que sea tu corazón el que marque todas tus acciones y dejes huellas profundas en el mundo.

En mi caso, creo firmemente que las circunstancias en las que me encuentro influyen en mí, pero no determinan mi existencia, es decir, no por el hecho de que me condenaron a la hoguera me convierte en hereje, en otras palabras, no porque conviva con delincuentes en este confinamiento me hace uno de ellos, mis limites en fortaleza mental reside en el amor de mi familia y en que no me suelto de la mano de Dios, es mi responsabilidad decidir lo que pienso y lo que hago, mi total convicción de que soy inocente me anima a mantener mis pensamientos positivos en que mi destino tiene que tener un buen final y que muy pronto despierte en mi cama, en mi casa y rodeado de toda mi hermosa familia y no dudes ni un poco en quien me daré un tiempo para ir a visitarte, sim importar que tan débil me sienta.

Te reitero que no claudicaré de mi objetivo aquí trato de transmitir con mis compañeros todo el control de emociones y ser cada día mejores personas, sin importar que nos encontremos en la escala más baja de la sociedad somos humanos y mis aspiraciones están tan elevadas que rebasan los muros de mi prisión y mi esperanza se llena de satisfacción y me muestra orgullosamente nuevos horizontes y un sin fin de oportunidades de una nueva vida en mi ansiada LIBERTAD.

Tu amigo David Sandoval Nava.

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