Los Ardillos ya controlan 10 municipios y policías comunitarios en dos regiones del estado

Montaña baja y región Centro, bajo el cobijo del clan de los hermanos Ortega 
El vocero del colectivo “Siempre Vivos”, José Díaz Navarro sostuvo que “Los Ardillos” ya controlan por lo menos diez municipios y grupos de policías comunitarios, incluso a jefes de la policía preventiva municipal en las regiones centro y Montaña de Guerrero.
En el centro de Chilpancingo, Díaz Navarro sostuvo que de manera irrefutable, Chilapa vive una crisis humanitaria sin precedente, la cual deben atender puntualmente los tres niveles de gobierno.
Explicó que la mañana del lunes decidieron poner en marcha una campaña denominada Chilapa se levanta, que consiste  en reclamar que la violencia ya se detenga.
“Queremos pedir ayuda internacional, por lo que vamos a convocar a organizaciones no gubernamentales y todo aquel que tenga sentido humanitario para ayudar a buscar la solución a la criminalidad”, anotó el profesor Díaz.
Recordó que la semana pasada, en un reportaje del Washington  Post se hacía referencia al puerto de Acapulco  como la capital del crimen, lo que consideró como desproporcionado, pues de acuerdo con mediciones reconocidas a nivel internacional, hasta 2016, en Acapulco  se tenía una estadística de 113 homicidios por cada cien mil habitantes.
En la estadística internacional, el año pasado se registró a Caracas Venezuela con 130 homicidios por cada cien mil habitantes, igual con Acapulco.
En el caso de Chilapa, destacó que la estadística es de 191 homicidios por cada cien mil habitantes, por lo que estableció que Chilapa debe ser entonces la mega capital del crimen.
Recordó que Chilapa es una ciudad que no tiene vocación turística y sus dimensiones poblacionales son mucho menores que en el caso de Acapulco, por lo que la medición hecha por las autoridades resulta incongruente con la realidad.
“Chilapa no es una capital del crimen, en todo caso, es una gigantesca escena del crimen”, anotó.
Del primero de enero de 2017 a la fecha, en dicho municipio se tiene un registro de 173 asesinatos, en Tixtla 19, 16 en Zitlala, lo que da un total de al menos 205 homicidios en ocho meses en solo tres municipios.
 
El territorio “Ardillo”
 
José Díaz Navarro, explico que la violencia en Chilapa al estilo del crimen organizado comenzó en el año 2007, pero se recrudeció de 2012 a 2015.
“Ahí había un grupo que dominaba la plaza, eran los Rojos con Zenén Nava Sánchez al frente, en lo que se conocía como la organización de Los Beltrán Leyva, pero unos sicarios se pasaron al lado de los Ardillos, concretamente uno que fungía como policía y era sicario, además del jefe de seguridad pública de Chilapa; Silvestre Carreto González, quien actualmente está preso por delincuencia organizada en un penal de máxima seguridad”.
El ex policía fue Constantino Chino García, quien se alió con los hermanos Celso, Iván y Antonio Ortega Jiménez, para en 2015 desplazar completamente a Los Rojos.
Por esa razón Los Ardillos cambiaron su denominación a “Los Jefes”, dirigidos por los hermanos Iván y Celso Ortega, los que inicialmente controlaban al grupo denominado “Comunitarios por la Paz y la Justicia”, pero que al paso del tiempo ya lideran a los grupos de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) en Rincón de Chautla y San Jerónimo Palantla, los que hasta hace un año estaban confrontados, pero que ahora ya están alineados en torno a los hermanos Ortega.
José Díaz destacó que los Ardillos controlan también a las policías preventivas municipales de Quechultenango y Mochitlán, en donde no existen grupos de comunitarios.
Para el vocero de Siempre Vivos, los Ortega serían la familia más sanguinaria del estado de Guerrero.
La zona que dicha organización controla, está integrada por los municipios de Chilapa, Tixtla, Mochitlán, Quechultenango, Zitlala, Mártir de Cuilapan, Hueycantenango, Atlixtac, Ahuoctzingo, Zapotitlán Tablas y parte de Chilpancingo.
El dirigente recordó que la jornada del viernes de la semana pasada hubo ocho asesinatos en Chilapa, la razón, dijo que fue la versión de que Zenén Nava estaba de regreso a dicha ciudad.
“De esa manera quisieron calentar la plaza, para que el gobierno mandara al Ejército y ellos ahuyentaran a quien consideran como su acérrimo enemigo”, explicó.
La mayoría de los que mueren, de acuerdo con el profesor Díaz Navarro son gente inocente, pues entre delincuentes no se tocan.
En consecuencia, dijo que hay mucha responsabilidad de lo que pasa en el gabinete de seguridad del gobierno federal y en la administración estatal, de ahí la necesidad de mencionarles de manera directa quienes son los responsables de la violencia.
La zona que controlan los Ardillos, de acuerdo con el activista, es fundamental para garantizar la siembra, cosecha y trasiego de drogas como la marihuana y amapola.