Hay por lo menos tres sacerdotes con amenazas de muerte
El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza sostuvo que diferentes grupos delictivos han amenazado de muerte a tres sacerdotes, también despojaron de un vehículo al obispo de Ciudad Altamirano, Maximino Martínez Miranda y obligado a pagar piso a su homólogo de Tlapa, Dagoberto Sosa Arriaga.
Cuatro meses después, Rangel Mendoza retomó su propuesta de que haya dialogo entre las autoridades con el gobierno de Guerrero, ya que solo el dialogo permitió mantener a salvo por lo menos a tres sacerdotes que enfrentaban amenazas de muerte, además de frenar el cobro de piso en la catedral de Tlapa de Comonfort.
En las oficinas de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, el jerarca de la iglesia católica recordó que hace aproximadamente cuatro meses, sus declaraciones en torno a la necesidad de dialogar con los grupos del crimen organizado generaron malestar en las autoridades guerrerenses.
Fueron las reacciones en los mandos de la administración estatal, las que motivaron que Rangel Mendoza de manera unilateral decidiera iniciar un periodo de tregua y dejó de declarar ante los medios.
“Se molestaron desde la Cámara de diputados; el fiscal (Javier Olea Peláez); el presidente de la Comisión de Derechos Humanos (Ramón Navarrete Magdaleno); el secretario de gobierno (Florencio Salazar Adame) y el mismo gobernador (Héctor Astudillo Flores), por eso decidí calmar mi patín”.
Agregó: “Declaré una huelga y claro, si uno como iglesia está buscando el diálogo, la paz, la concordia, la tolerancia, se ve que ellos no aguantaron el trancazito, se me echaron encima ciertamente, yo decidí calmarme también porque no me conviene; Si estamos fomentando el diálogo y la paz, no puedo ser yo un instrumento de malestar, por eso decidí cerrar un poco la boca”.
Dialogo, instrumento para la paz
Para el obispo Rangel, el principio de oro para alcanzar la paz es el diálogo; dialogar con quien sea en aras de alcanza el beneficio supremo de la tranquilidad.
Puso como ejemplo Colombia, en donde gracias al dialogo se logró terminar con 50 años de guerrillas, asesinatos y problemas derivados de la ruptura entre los sectores sociales.
“Se está logrando la paz cuando se sentó el presidente Santos a dialogar con los jefes de la guerrilla y los jefes del narcotráfico, ese ha sido el único camino, pero en Guerrero esos señores de las instituciones no están de acuerdo, ellos no están de acuerdo en una narco paz, pero entonces ¿cómo se va a lograr esa paz?”, preguntó.
Aunque sostuvo que lo ha manejado de bajo perfil, dijo que a partir del dialogo se lograron superar problemas muy fuertes en Petaquillas, Tierra Colorada y el Ocotito, en donde a principios del mes estuvo a punto de resurgir la violencia entre las autodefensas.
De acuerdo con su valoración, de un cien porciento de actores con lo que se debe dialogar, por lo mucho se ha avanzado en un 15 por ciento, aunque sostuvo que sigue avanzando en el interés de tender los puentes de comunicación en ciudades como Iguala y Taxco, ya que en la región Norte del estado han ingresado grupos extraños, principalmente provenientes del Estado de México.
Por ejemplo, dijo que en la comunidad de Xontalcuatlán, municipio de Tetipac, un grupo se apoderó de la localidad y cerró las escuelas, limitó el paso del transporte porque otro grupo llegó para matar a los hijos del jefe.
Gracias a la intervención de los sacerdotes se ha logrado contener un enfrentamiento mayor,
Comentó: “No me toca decirlo a mi, pero pedí auxilio al Estado y mandaron policías estatales; pero los desarmaron (los delincuentes) y salió la policía. nadie podía entrar ahí”.
Para el obispo de Chilpancingo, el interés de mantener abierta la posibilidad de dialogo es defender a los sacerdotes, religiosos, seminaristas, catequistas y católicos, lo que no podrá suceder si se cierra la posibilidad de acercamiento.
Sacerdotes amenazados de muerte, obispos asaltados y extorsionados
Recordó que hace varios años, el padre de origen africano, John Ssenyondo fue asesinado cerca de Chilapa por razones aun desconocidas, pero teniendo como sospechosos a los delincuentes que operan en la zona.
Ese hecho estuvo a punto de repetirse hace poco.
“Por seguridad no puedo decir nombres ni lugares, pero por lo menos últimamente tuve el caso de dos sacerdotes (amenazados de muerte), en realidad son tres casos, pero a base de dialogar con estas personas las cosas no pasaron a mayores, actualmente tengo un caso que lo estoy tratando y dios quiera que se pueda resolver pacíficamente y con tranquilidad”.
Explicó que en muchas ocasiones la violencia no la generan los grupos delictivos que operan en Guerrero, sino los que vienen de estados como Michoacán o el Estado de México, con los hasta el momento no tiene interlocución.
Explicó que en el crucero de Acapetlahuaya, en donde siete periodistas fueron despojados de sus equipo, el pasado 13 de mayo también fue escenario de un asalto al obispo de Ciudad Altamirano, Maximino Martínez Miranda.
“A él lo asaltaron y le quitaron la camioneta; ni el obispo se les escapó”, anotó Rangel.
Pero no es el único jerarca de la iglesia afectado por la inseguridad; recientemente el obispo de Tlapa, Dagoberto Sosa Arriaga le solicitó consejo para evitar que le siguieran cobrando derecho de piso en la catedral.
“Hablando con estas personas se retiraron, dejaron de cobrar piso pero llegaron otros, quien sabe de donde vendrán, creo que de puebla”.
Por esa razón, dijo que es mejor mantener los canales de dialogo abiertos, pues cerrarlos solamente generará más inseguridad.