El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza insistió en que ni siquiera los líderes de la grey católica se salvan de los excesos cometidos por grupos de delincuentes, ya que en varias comunidades de la Sierra y Tierra Caliente los sacerdotes han tenido que salir, temerosos de que se cumplan varias amenazas de muerte.
Rangel Mendoza destacó que las autoridades deben esforzarse más en el tema del combate a la criminalidad, pues pese a los esfuerzos que se han realizado hasta el momento, la incidencia delictiva sigue hacia la alza.
En las instalaciones del mercado Baltazar R. Leyva Mancilla, donde se festejó el Día del Comerciante, Rangel Mendoza sostuvo; “seguimos torturados por la violencia, los asesinatos, la inseguridad, ustedes saben que por todos lados los hay; Chilpancingo, Chilapa, allá en la sierra, Chichihualco, Acapulco, Zihuatanejo, desgraciadamente está pasando esto que todos lamentamos”.
Explicó que recientemente, un sacerdote que oficiaba misa cerca de Arcelia, municipio ubicado en la Tierra Caliente, abandonó su parroquia por cuestiones de inseguridad: “la verdad es que ya no aguanto la presión de los grupos, de la delincuencia y se fue”.
En comunidades como Campo Morado y Pueblo Viejo, en la parte de la sierra los sacerdotes secundaron a los médicos y profesores, de tal suerte que se retiraron de dichos lugares y volverán hasta que haya condiciones.
Respecto a la estrategia que se impulsa en el ámbito de la inseguridad, el obispo Rangel anotó: «les voy a poner un ejemplo, cuando un coyote se está comiendo las gallinas, mientras no agarren al coyote se van a seguir desapareciendo las gallinas. Por más soldados que metan y más fuerzas de seguridad, mientras no paren la fuente del mal esto va a continuar”.
Insistió en que las autoridades estatales están completamente rebasadas por la violencia y la inseguridad, por lo que se deben ajustar las medidas adoptadas hasta el momento, para garantizar resultados más adecuados, ante los altos índices de violencia.