«El dialogo es impensable», asegura comandante de Tierra Colorada
En menos de un año, las autodefensas de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) y del Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo Social del Estado (FUDEG) han sostenido siete enfrentamientos por el control de la cabecera municipal de Tierra Colorada, cabecera municipal de Juan R. Escudero.
La madrugada del jueves 28 de septiembre, al menos ocho camionetas con cerca de 60 hombres armados a bordo irrumpieron en la cabecera municipal de Juan R. Escudero y se dirigieron hacia un punto que los integrantes el FUSDEG consideraban inatacable, su comandancia general.
Maximino Alejo Prudencio, comandante municipal del frente, sostiene que en el ataque se utilizaron rifles AK-47, AR-15 y probablemente un Calibre 50, lo que sustenta señalando los grandes boquetes que las ojivas dejaron en las paredes verdes del inmueble, ubicado sobre la carretera federal México-Acapulco.
La incursión se registró alrededor de las 03:30 horas, en ese lugar murió el comandante de la Policía Ciudadana (PC) Juan Ponce Nava, vecino de la colonia San Antonio de Tierra Colorada.
“Lo que pasó es que tuvimos un ataque de la UPOEG y los Ardillos, fue un ataque ruin y cobarde que hicieron”, sostiene el hombre arrumbado en un escritorio, en donde descansa un rifle H&K, de fabricación alemana y del que justifica su posesión, para no generar sospechas respecto a su origen.
“Este rifle se lo decomisamos al jefe de plaza de la comunidad de Petaquillas (comunidad perteneciente a Chilpancingo, era un delincuente al que apodan El Talibán quien al parecer está preso”, anotó.
La mayoría de los que estaban en el lugar al momento del ataque, dijo que eran hombres mayores, campesinos que utilizan rifles y escopetas de bajo calibre para resguardar a su comunidad.
En la parte de frente, cerca de una esquina se observan los restos de una de las dos granadas que asegura, fueron detonadas en la puerta de acceso con la intención de provocar el mayor daño posible a la organización.
Aunque oficialmente no hay información sobre bajas en las filas de la UPOEG, Alejo Prudencio refiere que por lo menos se llevaron a tres elementos muertos.
“Ellos vinieron para atacarnos, traían armamento pesado, carros blindados y salieron más jodidos”, comentó con rostro inexpresivo.
En las casas de dos consejeros del frente los de la Unión de Pueblos utilizaron marros para tratar de romper chapas y candados, los moradores los repelieron desde dentro de las viviendas, por lo que no cumplieron su cometido.
Somos un estorbo
Alejo Prudente se cubre la cabeza con una gorra camuflada, la cual tiene rotuladas las siglas del FUSDEG en letras blancas en la parte frontal, se protege con un chaleco táctico negro y viste la playera camuflada, esa por la que sus adversarios de la UPOEG se refieren a los policías del frente como “Los Pintos”.
Recuerda que en poco tiempo, a partir de la alianza que la unión de pueblos afianzó con grupos del crimen organizado logró despojarles el control de Petaquillas, Ocotito, Mohoneras y la zona rural de Acapulco, quedando en control del FUSDEG solamente Juan R. Escudero y sus comunidades.
El único momento en el que eleva ligeramente la voz, es cuando explica la razón por la que se pretende desmantelar al frente en Tierra Colorada: “Ellos quieren esta base para facilitar el trasiego de la droga, saben que aquí no se siembra pero quieren el paso, la realidad es que les estorbamos y solamente quedamos en este punto”.
Esa, de acuerdo a la interpretación del dirigente de la PC del FUSDEG, es la razón por la que en menos de un año se han generado siete enfrentamientos armados que han costado la vida de cuatro integrantes del FUSDEG, dos de ellos actualmente permanecen en calidad de desaparecidos.
Aunque de los cuatro caídos dos no aparecen, el comandante “chimino” sostiene que en el pueblo ya los dan por muertos: “se los llevaron ellos, no creemos que los tengan vivos y solamente no sabemos en donde los tiraron”.
De los enfrentamientos que recuerda, dos se han registrado en la cabecera y cinco en las comunidades, los más cruentos en San Juan del Reparo y Tlayolapa.
Impensable dialogar
Mientras se desarrolla la entrevista, policías del estado y elementos del Ejército Mexicano recorren la carretera federal y las colonias de Tierra Colorada, con la intención de inhibir el intento de una nueva incursión.
Sin levantarse del escritorio que hasta hace poco ocupara Salvador Alanís Trujillo, quien tuvo que retirarse por el riesgo a ser asesinado, Máximino Alejo sostiene que a estas alturas ya es impensable dialogar con la UPOEG.
“Lo que pasa es que ellos son maña, delincuentes, nosotros no tenemos nada que dialogar con esas gentes, son delincuentes disfrazados de comunitarios y pues aquí solo estamos cuidando al pueblo”.
Deja caer las palmas de las manos a poca distancia de donde descansa el H&K, arma equiparada al poder de fuego del AK-47, luego reconoce que el ataque de la madrugada del jueves sacó al FUSDEG de un estado de excesiva confianza.
“La verdad es que ya nos estábamos confiando porque creíamos que ya había pasado lo más duro, hace poco hasta dormíamos parapetados en las entradas y de pronto nos confiamos, pero ahora nuevamente estamos a las vivas”.