Desplaza el Ejército a civiles armados en caminos de Zitlala y Chilapa

Llevan brigadas de salud, ausentes desde hace dos años

Efectivos del Ejército Mexicano y de la Policía estatal retomaron el control y reabrieron el paso en la comunidad de Tlaltempanapa, perteneciente al municipio de Zitlala,  en donde desde hace dos años opera el grupo de autodefensa denominado “Paz y Justicia”, el cual ha sido acusado de tener vínculos con el grupo delincuencial conocido como “Los ardillos”.

Las fuerzas de seguridad lograron ingresar tras un proceso  diálogo que inició el pasado fin de semana, principalmente entre autoridades estatales y pobladores del lugar, luego de que estos agredieran con palos y piedras a oficiales que iban en busca de cuatro presuntos delincuentes.

A la par de al menos un centenar de soldados y policías, ingresaron a la comunidad brigadas de salud, pues desde dos años, alrededor de 500 pobladores de Tlaltempanapa no tenían acceso a este derecho. La violencia provocó desnutrición en los niños, y descompensaciones de enfermedades en pacientes de mayor edad. 

“El pueblo estaba cerrado, (el objetivo) era abrir las vías de comunicación, permitir la entrada de los servicios, y permitir la comunicación, porque había comunidades que no podían cruzar por aquí, que no pueden ir a Chilapa, no llegan los doctores, no llegan los maestros, estaba cerrada la comunidad”, explicó el comandante de la 35 Zona Militar, José Terán Valle, durante un recorrido de supervisión. 

Entre los habitantes que no podían transitar por Tlaltempanapa están los habitantes de Quetzalcoatlán, una comunidad que fue agredida por hombres armados en enero de 2016, cuyo saldo fue de seis muertos. Los pobladores denunciaron posteriormente que fueron sus vecinos de Tlaltempanapa los responsables de la masacre.  

Cabe resaltar que a los presuntos delincuentes que el pasado fin de semana buscaban elementos del Ejército y del Policía del estado, estaban acusados de matar a un habitante de Quetzalcoatlán,  y herido a otro. 

Además del cierre al tránsito para algunas comunidades, el dirigente del colectivo “siempre vivos” de Chilapa, acusó que fue  en Tlaltempanapa donde desapareció una familia de seis integrantes en octubre de 2016. 

 

El Comisario de la comunidad, Francisco Jiménez Tacuba, señala que casi toda la población es policía comunitaria, pero se conformaron por los hechos de violencia que ocurrían años atrás. Detalla que son ellos quienes son los encargados de su propia seguridad. 

“Sí, aquí todas casi, la gente de aquí son comunitarios (…) Pues nosotros, entre nosotros mismos hacemos la seguridad, todos los días nos vamos turnando, y nosotros cuidamos aquí las entradas, ahí en los cerritos nos ponemos para estar vigilando, de hecho antes entraba mucha gente armada, llegaban volteos, así, en trocas así cerradas, llegaban y nomás tiraban balzos y se iban”, narró. 

Pero las autoridades tienen información de que este grupo de comunitarios fue infiltrado por grupos delincuenciales que han aprovechado su influencia para amenazar a poblados vecinos con la finalidad de robarlos o desplazarlos. 

 Dialogo, no confrontación

-¿Hubo contaminación en estos grupos de comunitarios?, se le preguntó al General Terán

-“Sí, claro que sí, aquí ha habido gente de aquí que ha salido a amenazar a otras comunidades para que se vayan de las comunidades o para robarlos. (..) Hemos tenido reuniones para pedirles eso,  que permitan la entrada y salida, que se apaguen al orden institucional con el municipio o la Policía Estatal y permitan esa comunicación y el tránsito, sobre todo el tránsito de la gente”, comentó.

El mando de la 35 Zona Militar con sede en Chilpancingo, señaló que el conflicto que mantuvo cerrado el paso por dos años para algunos pobladores en Tlaltempanapa, son las fricciones que mantienen con otros grupos comunitarios, y la influencia del crimen organizado en ellos. 

“Pues tienen conflictos con otros grupos, entonces se van haciendo cada vez más violentos, más fuertes, y aunado a eso, le sumamos delincuencia organizada que se quieren meter a los grupos, pues se vuelve un problema más grande”, dijo. 

La violencia provocó que el médico de la comunidad se fuera, provocando que la población quedará sin acceso a servicios de salud para la atención de enfermedades como diabetes, y desnutrición en niños, infecciones respiratorias, de la piel y gastrointestinales,  entre otras. 

El comisario detalló que el médico se fue hace aproximadamente dos años, cuando sujetos armados mataron “a unos chavos” en las inmediaciones del Centro de Salud. “Creo que se asustó el doctor y ya de ahí nunca regresó”. 

La brigada de salud que se instaló en la cancha de usos múltiples cuenta con 14 médicos distribuidos en 13 módulos, en donde se atienden las enfermedades que se descuidaron a causa de la violencia en la zona. 

La Subteniente médico cirujano, María del Rosario Estrada Mojica, indicó que a su llegada fue notoria la ausencia de servicios médicos, pues detectaron cuadros de desatención en algunas enfermedades crónicas. 

“Hay mucha población que sí está un poquito descompensada, hay, como le mencionaba, desnutrición en los niños, entonces, sí está muy abandonado el servicio de salud en la comunidad, sí se nota el ausentismo de un médico en esta localidad” detalló. 

Las autoridades informaron que las brigadas de salud, y el despliegue de soldados y policías estarán por tiempo indefinido en Tlaltempanapa.