Resultado de un recorrido realizado por ingenieros civiles
Una revisión de ingenieros civiles en diez planteles de Chilpancingo, encontró que entre las causas del deterioro de las escuelas está la desidia, malos arreglos y hasta la corrupción entre profesores y padres de familia.
José Luis Fernández Rodríguez y Guillermo Reyes Vergara, son dos integrantes del colegio de ingenieros de Chilpancingo, quienes a petición de grupos de padres de familia, que temen la existencia de daños en las escuelas a partir del sismo del pasado 19 de septiembre, se animaron a realizar un recorrido por varios planteles.
El resultado de la revisión, para los ingenieros es importante de difundirlo, pues si bien hubo algunos planteles afectados por el movimiento de tierra del 19 de septiembre, también hay daños no atendidos desde 2013, cuando el huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel devastaron parte importante de la entidad.
En el caso de las escuelas, el deterioro de los edificios va más allá de las omisiones de las autoridades, también hay responsabilidad por parte de los profesores y sociedades de padres de familia.
“La verdad es que no descubrimos el agua tibia, solamente la corrupción de siempre, el daño generado por la falta de mantenimiento y en algunos casos, pequeñas obras que imprudentemente dañaron la estructura de los edificios”, anotó José Luis Rodríguez.
Los ingenieros se percataron de que hay planteles en los que se utiliza material inadecuado para impermeabilizar, de tal suerte que lejos de favorecer se dañan los techos de las escuelas.
También, tomaron nota de supuestas obras decididas por profesores o padres que alteraron el diseño original de los edificios, lo que derivó en daños estructurales que ahora requieren trabajos de reconstrucción mayor.
Incluso, detectaron acciones como derribar muros para abrir paso al personal de intendencia, en un intento por acortar los recorridos en sus trabajos de rutina, pero que ya perjudicaron los edificios.
En los casos en que se han levantado techumbres que deberían ser muy seguras, dijo que no lo son porque profesores y padres de familia recurren al herrero que más barato les cobra, lo que tiene como resultado obras que representan un riesgo para la comunidad escolar.
Incluso, hay aulas que se han levantado de manera de manera provisional, con albañiles que no cumplen los parámetros mínimos en el proceso de construcción, pero que cobran barato.