A Iyari, niña de 6 años, le amputaron el pie al caerle una barda tras el sismo del 19-S


Más allá de los daños materiales, la familia Ramírez  tuvo pérdidas irreparables durante el sismo del pasado 19 de septiembre. Iyari, con tan solo 6 años perdió el pie derecho al caerle una barda encima, la señora Sandra resultó con fuertes lesiones en espalda y fractura de tobillo,  y su hijo Bulfrano, de 10 años, lleva al menos tres cirugías en el brazo y pierna.  Los 3 están en silla de ruedas.
La familia vive en la comunidad de Atetetla del municipio de Huitzuco, uno de los más afectados por el sismo del pasado 19 de septiembre  que sacudió a la zona centro y sur del país. Aquella tarde la vida de los tres giró de manera abrupta, sobre todo la de Iyari quien tendrá que aprender vivir sin una parte de su pie derecho.
La señora Sandra acababa de llegar a su casa cuando la tierra comenzó moverse abruptamente. Estaba acompañada de su nieta y su hijo cuando se dio cuenta que la barda que se encontraba en la segunda planta de su casa se venía abajo.
Al ver yo que la barda venia lo único que hice en el momento fue aventar al niño hacia la casa, entonces yo en la misma volteo y yo dije, ya a él ya lo….volteo y veo a la niña parada hacia el otro lado y me aviento sobre de ella y un pedazo de pared me cae en la espalda a mí, y yo pues no me podía mover. Al tiempo que yo quise jalarla para levantarme pues  yo ya no pude porque ya  tenía en el pie, y la niña también”, recordó.
Aventarse sobre el cuerpo de su nieta hizo que a la pequeña no le cayeran las piedras en el estómago, lo cual, imagina, le hubiera causado heridas más graves o perder la vida. Pero no, las piedras cayeron en su espalda que no alcanzó a cubrir los pies de Iyari y fue ahí donde un pedazo de pared le cayó y destrozó la parte de la espinilla derecha.
A partir de ese momento comenzó un peregrinar de hospitales para curar sus heridas. La más grave, Iyari fue trasladada a Acapulco, y varias horas después a la Ciudad de México en donde finalmente le amputaron el pie.
La mamá de Iyari, Axia Tafoya,  señala que al llegar a la Ciudad de México los médicos le dijeron que si hubiera llegado horas antes  habrían podido salvar el pie de la pequeña, al mismo tiempo que cuenta que en hospital general de Acapulco retrasaron el trasladado porque no tenían dinero para pagar los 15 mil pesos que les solicitaban para autorizar la salida de una ambulancia.
-¿Para qué eran los 15 mil pesos?
-“Según para el traslado, no solo a ella, sino todos los trasladados que se necesitaban en ese momento no los dejaban salir”.
El traslado se autorizó varias horas después, cuando el papá de Iyari contactó a uno de sus amigos, quien “tenía palancas” para hacer que saliera la ambulancia sin ningún pago de por medio.
La señora Sandra dice entre lágrimas el cambio que tuvo en sus vidas el sismo del 19 de septiembre y la negligencia en el hospital de Acapulco por no dejar salir ambulancias en situaciones de emergencia por no haber dinero de por medio.
“¿Se imagina cuánto no cambió? Pues cambió demasiado (…) pues yo diría que cambió de una manera muy drástica todo. No es fácil aceptar muchas cosas que ahorita pues ya no tienen remedio de otra forma, porque pues ver a mis hijos así, de hecho, todavía los veo como los vi allá tirados, y pues es muy duro no se crea, más que nada yo digo, yo y mi hijo, aunque él entre otra vez a cirugía pues más que nada está completo, pero pues ella (Iyari) no, y no es tan fácil pensar que toda su vida va a ser así, siempre”.
Ahora los tres están en proceso de curación física y psicológica por lo sucedido. Iyari tiene que ir a Morelos y la Ciudad de México periódicamente para rehabilitarse de la lesión que le marcó la vida. Con apenas 6 años parece no tomarle importancia a su discapacidad. Ríe, juega, bromea, y empieza a hacer su vida de manera regular, como si nada hubiera pasado.
Bulfrano, el otro niño de la familia que resultó con lesiones, tiene apenas 10 años y en su cuerpo 20 clavos, dos placas y tres operaciones en brazo y pierna. Es el más callado de los tres, pasa tiempo en su cama o en la silla de ruedas en la que se mueve por su casa.
La señora Sandra explica que a él se le “zafó” el brazo desde el hombro, tuvo  fractura en el fémur  y lesiones en la parte del pie. En las siguientes semanas tendrá que someterse a tratamientos médicos y esperar para ver si requerirá de otra operación, o solo con terapia recuperará la movilidad de sus extremidades.
Ella tiene una fractura en el tobillo y dolor en la espalada y se espera que se recupere con terapias físicas que durarán algunos meses.
Iyari tendrá que seguir yendo a terapias a Morelos y la Ciudad de México para rehabilitarse y aprender a caminar nuevamente, ahora con una muleta que la acompañará por toda la vida.