– Salvador Rangel Mendoza confirma que ya no es obispo, pero aclara que tendrá un cargo más alto
– El que llega, José de Jesús González Hernández ya fue víctima de un atentado y “le acaban de matar a un sacerdote”, refiere
– Viene de El Nayar, una zona muy complicada por el tema de la inseguridad pública
– En abril se desarrollará la toma de posesión, en Chilapa
Rogelio Agustín
“Ya está curtido”, dijo Salvador Rangel Mendoza al referirse a monseñor José de Jesús González Hernández, quien viene de El Nayar, estado de Jalisco, para hacerse cargo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa.
“Me siento como al burrito cuando le quitan la carga y se pone a retozar, así estoy de contento”, dijo monseñor Rangel Mendoza, al confirmar que desde la jornada del viernes 11 de febrero ya no es el obispo de esta Diócesis.
En Chilapa, Rangel confirmó que fue a partir de las 05:00 horas del viernes cuando recibió la notificación del nombramiento, emitido por el Papa Francisco a favor del José de González Hernández.
Al igual que Rangel, el obispo González pertenece a la orden de los frailes Franciscanos y ambos estuvieron en tierra Santa: “Yo trabajando y él como estudiante”.
Recordó que González viene de la Diócesis de “El Nayar”, en el estado de Jalisco, donde al igual que en Guerrero se vive una situación muy difícil por el tema de la inseguridad.
“A monseñor Chuy ya una vez lo balacearon, le acaban de matar un sacerdote, entonces ya está curtido en estas cosas”, destacó.
Comentó que todavía no se ponen de cuerdo respecto a los tiempos en que se consumará el relevo, pero anticipó que el nuevo obispo podría llegar a Guerrero durante la Pascua, el 20 de abril.
Por esa razón, dijo que todavía estará en Guerrero por lo menos un par de meses más, la toma de posesión se desarrollará en Chilapa y entonces comenzará el ejercicio de un nuevo obispo.
“¿Yo cómo quedo? Pues el papa me ha nombrado administrador apostólico”, lo que implica tener autoridad vicaria emitida por el Papa.
“Seré más que un obispo ahorita, así que ni se pongan al brinco”, destacó.
Personalmente se dijo contento por el hecho de que un Franciscano suceda a otro en la Diócesis, por lo que advirtió a los sacerdotes: “A ver si no los echamos a perder”.
Ya en la despedida destacó: “Me siento muy contento, me siento alegre; es como cuando el burro va cargando la carga de leña y le quitan la carga y se mete a retozar, así ando de contento”.