“Ni perdón ni olvido, porque la justicia no ha llegado”, habla la mamá de “El Zurdito”, jugador de futbol asesinado la noche de Iguala

— La señora Roberta Evangelista llevó una ofrenda floral a la cancha de “Los Avispones”, con quien su hijo David Josué García Evangelista jugaba al momento de ser asesinado
— Pide que el asunto no quede en el olvido, para que la tragedia no se repita

Rogelio Agustín

“Ni perdón ni olvido, porque la justicia no ha llegado”, asegura la señora Roberta Evangelista, madre de David Josué García Evangelista “El Zurdito”, jugador de Los Avispones asesinado la noche del 26 de septiembre de 2014, durante los ataques perpetrados en la noche de Iguala.

Vía telefónica, la señora Roberta sostiene que habrá quienes digan que nueve años es mucho, pero para ella es como si los hechos se hubiesen generado apenas ayer.

“El dolor de perder a mi hijo sigue vivo, así será siempre”, asegura.

A diferencia de otros tiempos, este año no hubo ceremonia en la Unidad Deportiva de Chilpancingo, denominada también como “La casa de los Avispones”, equipo de tercera división profesional para el que jugaba David Josué.

Las familias afectadas, que se mantienen en comunicación desde que se suscitaron los hechos, decidieron solo colocar una ofrenda, para dedicarle más tiempo al novenario de rezos, por los 9 años de la inesperada muerte.

Recordó que en algunos aniversarios se ha realizado una actividad con la presencia de las autoridades, pero siempre ha sido ella como mamá de David, la que se ha echado a cuestas la gestión de solicitar el acompañamiento institucional, incluso el que se apoye con algún recurso para dar un pequeño refrigerio a las personas que asisten.

La intención, dijo que es hacer lo necesario porque ese tipo de hechos no se queden en el olvido, que un momento tan crítico para el estado y el país se recuerde.

Indicó: “Nuestra postura es muy clara, no hay perdón, no hay olvido porque la justicia no ha llegado”.

Para la madre de familia, es importante que se sepa la razón por la que atacaron a Los Avispones, por qué incluso se actuó con tanta violencia en contra de los estudiantes de Ayotzinapa.

Los familiares de las víctimas, indicó que la noche del 26 de septiembre recibieron un golpe que han sobrellevado día con día.

Para ella resulta reconfortante que muchos de los jugadores que compartieron plantel con David están rehaciendo sus vidas, algunos incluso ya son padres de familia, pero sabe que esa noche estará siempre presente en la memoria.

La llamada, diez minutos antes de los ataques

Roberta Evangelista recuerda que el 26 de septiembre de 2014 estaba en Chilpancingo, no pudo acompañar a David a su partido en Iguala.

Recuerda que alrededor de las 10:30 horas habló con su hijo, quien le señaló que ya había terminado el partido y que una persona se había acercado a los directivos para advertirles que no intentaran acercarse al centro, “porque la situación ya estaba muy fea”.

A través de las redes sociales, ella ya se había enterado del primer ataque perpetrado en contra de los estudiantes, los directivos y jugadores también conocieron el problema y decidieron ya no cenar en Iguala, por lo que llegarían hasta Chilpancingo para conseguir alimentos.

La última llamada entre la señora Roberta y David se generó a las 11:30 horas.

“Me dijo que ya iban pasando iguala porque los retuvieron un rato y no los dejaban salir, yo le respondí que creí que ya estarían llegando a Chilpancingo y él me dijo que no”.

Colgaron y alrededor de diez minutos más tarde, a través de las redes sociales conoció el primer reporte del ataque perpetrado contra el autobús de Los Avispones.

“Yo me comencé a tratar de comunicar con Pedro Rentería, el entrenador del equipo, le marqué muchas veces y no me contestaba, al último me respondió uno de sus sobrinos y me dijo que mi hijo era uno de los heridos”.

Alrededor de la una de la mañana, un paramédico le señaló que no podía darle información, que tendría que viajar a Iguala.

Intentó salir de inmediato, sin embargo, en el Ayuntamiento de Chilpancingo le informaron que no había paso, ya que en Mezcala los delincuentes habían quemado coches y los habían atravesado en la carretera, que podría trasladarse hasta las 6 o 7 de la mañana.

“Quería volar, después supe que mi hijo agonizó en lo que llegaba la ambulancia para atenderlo, fue una noche tormentosa que para muchos no ha terminado”, refiere la madre de David Josué.

Por esa razón, insiste en retomar la consigna que señala: “NI perdón ni olvido, porque la justicia no ha llegado”.

David Josúe tenía 15 años la noche del 26 de septiembre, en estos momentos tendría 24, su sueño de ser jugador profesional probablemente se estaría materializando.

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