Víctor Manuel Bautista y Próspero Romero Gerardo, valores que surgen en zona lastimada por la violencia del crimen organizado
Víctor Manuel Bautista Nieves y Próspero Romero Gerardo, son dos jóvenes de origen náhuatl, estudiantes del plantel 133 del Consejo Nacional de Educación Profesional (Conalep) Técnica ubicado en Chilapa, que en julio de 2020 viajarán a Japón para representar a México en un cncurso internacional de Robótica.
El pasado 27 de junio, en Cancún Quintana Roo se llevó a cabo el primer Concurso Nacional de Robótica; Conalep 2019, el cual fue ganado por los dos jóvenes de origen indígena, que de manera cotidiana cursan su bachillerato en una ciudad severamente afectada por la violencia del crimen organizado.
Nybia Solís Peralta, directora Conalep en la entidad, explicó que el concurso realizado la semana pasada va encaminado a propiciar la vinculación de la comunidad estudiantil con el desarrollo de las nuevas tecnologías.
Explicó que en el sistema que dirige, se tiene conocimiento de algunos trabajos en el ámbito de la robótica, pero el concurso representó un verdadero reto porque los jóvenes tuvieron que romper con el esquema que ya tenían hecho, para armar un proyecto nuevo que consistía en un robot con la capacidad de apagar incendios.
El planteamiento del concurso era concreto: diseñar, construir y programar un robot que pudiera localizar, extinguir sin tocar cuatro velas colocadas al azar dentro de un campo delineado, en un espacio determinado y en un tiempo de tres minutos.
La construcción y programación del robot se llevó 15 días de trabajo, tiempo en que los dos alumnos y su asesor, el profesor Luis Ángel Alonso sostuvieron jornadas de 10 a 12 horas continuas.
No fue la única competencia a la que Conalep-Guerrero se presentó en 2019, antes acudió al Zumbabot en donde el plantel de Acapulco se quedó con el noveno lugar, en una relación de 24 competidores.
Con base al resultado obtenido en Cancún, el próximo año la sede del concurso nacional de Robótica se desarrollará el puerto de Acapulco.
El profesor Luis Ángel Alonso sostiene que hace dos años que comenzó a trabajar con Víctor Manuel Bautista, aunque la robótica que trabajaron fue muy distinta a la línea que se siguió en el concurso.
“Teníamos que presentar un robot con la capacidad de evadir obstáculos y apagar incendios, que no se saliera de la línea determinada y para eso se utilizan sensores seguidores de linear, sensores en escala de grises, sensores de flama, además de motores que van a hacer el trabajo de apagar el fuego”, explica el profesor.
Todo el trabajo debería ser desarrollado por el robot en un término de tres minutos.
Una vez ganada la competencia nacional, lo que viene es comenzar a trabajar en el diseño de otro robot que sea mucho más completo, en la certeza de que en 2020 se participará a nivel internacional, nada menos que en Japón.
De zona indígena y en un ambiente de violencia
Víctor Manuel Bautista Nieves tiene 18 años de edad, es el 5 de ocho hermanos y para garantizar su manutención y estudios sus padres trabajan en el campo.
Es originario de Pochahuixco, municipio de Zitlala y para cursar sus estudios en el Conalep 133, diariamente viaja en transporte público por espacio de 40 minutos para llegar a la cabecera municipal de Chilapa.
Actualmente cursa el sexto semestre de la carrera en Electromecánica, una vez terminada la etapa del bachillerato refiere que buscará la carrera de ingeniero en mecatrónica, la cual explica: “va enfocada hacia la automatización de máquinas para el beneficio de las personas, estudiando la física, la mecánica, la electrónica y la programación”.
Cuando se le pregunta si el concurso ha propiciado un cambio en su vida, el joven señala que de manera evidente existe un cambio de mentalidad que va completamente en positivo, pues ahora tiene elementos para motivar a las personas que se encuentran en su entorno, con el mensaje de que también pueden lograr lo que se propongan.
“Mis padres están orgullosos, también mis amigos, padrinos, tíos…todos”, sostiene.
A partir de la difusión que se ha dado al tema en las redes sociales, Víctor Manuel pasa más tiempo en llegar de la casa materna hacia la estación del transporte público que lo traslada hacia Chilapa, muchas son las personas que lo detienen para felicitarlo darle un apretón de manos.
“Me detienen, me saludan de mano y a veces me dan un abrazo, me dicen que también quieren ir a Japón”, señaló.
Próspero Romero Gerardo también tiene 18 años, es el menor de ocho hermanos y es originario de Ixcatla, municipio de José Joaquín de Herrera, mejor conocido como Hueycantenango.
El no viaja todos los días, su madrina llamada Erika Ruiz Dimas le permite dormir y alimentarse en su casa, aunque los fines de semana se traslada para ayudar en los quehaceres domésticos y en un proyecto familiar que les garantiza el sustento.
“Mis papás son campesinos, pero el fin de semana trasladamos mercancías y también ayudamos a otros comerciantes para llegar hasta Chilapa, eso nos permite sobrevivir”, refiere.
Próspero habla náhuatl, aunque reconoce que no al cien por ciento, quienes manifiesta que sí lo dominan son sus padres.
Al igual que Víctor Manuel, Próspero atraviesa por un momento de mucha popularidad, sus familiares, amigos y vecinos lo saludan cada que lo encuentran en las calles o en el servicio público.
De los ocho hermanos que integran su núcleo familiar es el único que ha pasado más allá de la secundaria, pero admite que la explicación es muy sencilla, hasta hace unos años en Ixcatla solamente había una escuela primaria y la mayoría de las familias no contaban con los medios para mandar a sus hijos hasta Chilapa.
Aunque reconoce que en la zona que habita se viven momentos muy complicados, en el ámbito de la inseguridad pública y la descomposición social, Próspero señala que nunca se ha dejado vencer por los malos pensamientos de otros.
Actualmente estudia la carrera de Enfermería y aunque muchos le cuestionan el acercamiento que tuvo con la robótica, el sostiene que son áreas que se pueden unificar para ayudar a las personas.
Y pese a que en municipios como Zitlala, Chilapa y Hueycantenango desde hace varios años prevalece la información policíaca, derivado de la pugna que sostienen dos grupos del crimen organizado, Próspero sostiene que hay más jóvenes con la intención de trascender en algún campo del conocimiento.
“La verdad es que hay mucha inquietud por conocer más sobre tecnología, hay más muchachos que tienen el sueño de superarse y tenemos que apoyarnos entre todos”, aseguró.
Próspero sostiene que pese a la violencia de otros puntos, la suya es una comunidad muy pacífica, ubicada casi en la Montaña con mil 400 metros sobre el nivel del mar, tiene más de 700 habitantes que a diferencia de otros lugares, tienen como mística apoyarse unos a otros para superarse poco a poco.