· Como sucedió en Juquila Yucucani
El gobernador Héctor Astudillo Flores confirmó que hay grupos delictivos que organizan a las mujeres para defender los plantíos de amapola, como sucedió la semana pasada en Tlacochistlahuaca, municipio ubicado en la Costa Chica de la entidad.
Hace un mes, en redes sociales se difundió un video en el que se observa a varias mujeres indígenas agrediendo con palos a elementos del Ejército Mexicano, cuando estos se disponían a destruir un plantío de amapola.
El 29 de marzo, el alcalde de Tlacoachstlahuaca, Javier Carmona Villavicencio fue encarcelado en la comisaría de la comunidad de Juquila Yucucani, cuando las mujeres del lugar le exigieron que pagara el monto de los plantíos de amapola que ha destruido personal del Ejército Mexicano.
De hecho, los habitantes de la localidad solicitaron al alcalde que exija que los militares se retiren del lugar, a lo que el jefe de cabildo se negó.
Cuestionado sobre lo sucedido, el mandatario estatal señalo que de manera evidente, lo que se ha observado en los últimos días “son modalidades de defensa; organizar a las mujeres para que defiendan”, en referencia a los plantíos de enervantes.
Comentó que el alcalde Javier Carmona conoció el problema que se registraba entre los habitantes de Juquila Yucucani y el personal militar, se presentó a saber lo que sucedía en un afán de encontrar la manera de ayudar, pero al tenerlo en el lugar los pobladores decidieron detenerlo.
“Le exigieron que pagara lo de un plantío (destruido), él dijo que no podía y cuando intentaban maniatarlo les señaló que estaban bien, que se quedaba cautivo por su propia voluntad”, anotó.
El jefe del Ejecutivo destacó que ante ese tipo de situaciones su postura es clara, nadie tiene la obligación de pagar nada por la destrucción de un plantío de enervantes.
Ratificó la postura de que se debe buscar un camino diferente para manejar el tema de la amapola, habida cuenta de que la ruta de la prohibición no ha dado resultados, lejos de eso, solamente ha incrementado el problema de la violencia