– Afit y Bibiana Palacios exigen que las autoridades investiguen y aclaren los hechos, para que se sancione a los responsables
– Pasado el periodo de duelo, habrán de solicitar resultados y el apoyo de la sociedad, anticipan
Rogelio Agustín
Bibiana y Afit Palacios, hijos de Jacinto Palacios Celino, el campeón de artes marciales mixtas que murió cuando su vehículo fue arroyado por un autobús de pasajeros utilizado para el traslado de estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, hicieron un llamado a las autoridades para que esclarezcan los hechos y que se sancione a los responsables, bajo la certeza de que el tema “no puede quedar así, simplemente olvidarse”.
Antes de que el competidor y promotor deportivo fuera sepultado, Afit, el hijo mayor hizo algunos comentarios respecto a como es que se enteró de lo sucedido y de las complicaciones que pasó para que le fuera entregado el cuerpo de su padre.
“Me enteré a través de las redes sociales, yo reconocí mi vehículo, que fue arrastrado por el autobús y cuando vi el incendio ya había pasado bastante tiempo, me fui inmediatamente para el Servicio Médico Forense y me dijeron que había dos cuerpos que no estaban identificados, pero que tenía que ir al Ministerio Público”, explica.
Refiere que acudió al Ministerio Público de Chilpancingo, ahí le dijeron que no tenían conocimiento y que seguramente el asunto lo llevaban en Tixtla.
“Me traslado a Tixtla y allá me enteré que se trataba de mi padre, me dicen en el Ministerio Público que fue embestido por un autobús de los estudiantes de Ayotzinapa”.
A pregunta expresa, el joven sostiene que no hay en la familia doliente la certeza de qué fue lo que pasó esa tarde del 17 de septiembre.
“Nosotros no tenemos la certeza de que se haya tratado de un accidente, por eso pedí que se hagan las investigaciones para que se pueda llegar al meollo de esta situación, queremos como familia que las responsabilidades lleguen hasta donde deban”, aseveró.
Afit reconoce a su padre como un hombre de bien, que durante muchos años aportó a la formación de buenas personas, que encontraron en el deporta una buena manera de canalizar sus energías.
Por esa razón es que indica, su padre merece que se conozca la verdad.
No lo vamos a dejar así
Bibiana Palacios es la hija menor de Jacinto, ella ostenta cuatro campeonatos nacionales en artes marciales mixtas, sostiene que hay en la familia mucha fortaleza para asimilar un golpe de esta naturaleza, pero que no les permite dejar que las cosas se queden sin el deslinde de responsabilidades.
“Es claro que esto no puede quedar así, no puede simplemente olvidarse, no podemos dejar que pasen unos días y que se ignore”, señala de primera instancia.
Explicó: “Ahorita nos encontramos terminando la velación, la sepultura del cuerpo y los últimos detalles de ese tipo, pero eso no significa que la familia se va a quedar sin hacer nada, claro que la gente que lo conocía, a la que le importaba, estamos seguros que vamos a contar con su apoyo para saber quién es el responsable de lo que sucedió y conocer lo más profundo que se pueda lo que realmente pasó, el por qué y quienes fueron”.
Anticipó que en su momento harán los reclamos correspondientes: “No es algo que vayamos a dejar así, no solamente van a actuar las personas que lo quieren. En redes sociales hemos notado mucho la insistencia de la gente que incluso no lo conocía, pero que supieron de la situación y también ellos piden a las autoridades que se realice las averiguaciones correspondientes”.
Enfatizó: “Son muchas las personas que piden que esto se aclare y la familia no va a pedir menos”.
Los hijos de un campeón
La charla con los hijos de Jacinto Palacios se desarrolló a poca distancia del féretro, en cuya cubierta descansaba el cinturón negro con dos líneas blancas que delatan el grado que ostentaba.
En la parte posterior se miraba el retrato de Jacinto con los brazos en alto, sonriendo de manera discreta y mostrando músculo.
A poca distancia se colocó un par de guantes y artículos para ejercitar la movilidad en el boxeo.
Ambos hermanos se colocaron al costado de una pequeña mesa en la que colocaron muchos de los reconocimientos, acumulados a lo largo de 35 años de entrega al deporte.
Algunos de los diplomas ya muestran la pigmentación amarillenta que provocan los años, el maltrato que sufren los documentos que por falta de recurso, espacio y tiempo no alcanzan la gloria de ser enmarcados.
Los hijos de Jacinto hablan con tono mesurado pero sin dudas, sus ideas son fluidas y las palabras son claras.
No son estridentes, son cordiales y solo cuando termina la entrevista se incorporan.
Se abrazan y liberan un prolongado instante de llanto, se piden fortaleza en nombre de su papá y se prometen acompañamiento.
Son las últimas horas del campeón en la casa familiar, después sería llevado a Mártir de Cuilapan y finalmente sepultado en la tierra donde nació y vivió sus primeros años.